Bienvenida

Los mechones largos de su precioso cabello negro, cayeron con lentitud al tiempo que la dueña negaba por hacer lo, como si fuera a deshacerse de un cachorro o algo especial, cortando con aquel grande objeto, poniendo una mueca extraña con un solo ojo abierto y el otro muy fruncido.

Lo había cuidado desde que se separo de Gabriel, pero ahora era necesario para que no fuera tan fácilmente descubierta, tenia que mantenerse alejada de todo lo que tuviera que ver con los Yatsura, y estaba casi segura que su padre estaría de acuerdo con su anonimato.
Salió de aquel baño público, suspirando ante su nuevo y estrafalario corte no se quejaba pero sin duda amaba su anterior corte largo casi hasta los muslos de las piernas. Arrastro la valija de rueditas en la que encima iba un hermoso estuche que cuidaba más que su vida, esperando no perderse a aquel lugar.


Minutos después, sentía que caminaba en círculos, aquella parte de la cuidad era bastante complicada, a pesar de que en Tokio la cuidad siempre esta muy poblada y pocas veces podías caminar si tener que sostener el aire para pasar, este lugar tenia una acomodo irregular.

“Por que diablos no le hable a mi padre”

-Disculpe el instituto hajime-pregunto con una hermosa sonrisa a una anciana que caminaba distraídamente, que al escuchar la voz de la joven tan cerca dio la vuelta mirándola realmente espantada, haciendo a la morocha retroceder unos pasos.

“¡Que hice?, a poco ella…” pensó lo peor

-disculpa jovencita, es que hay tantos, ladrones por estos rumbos últimamente, que es difícil no ponerse a la defensiva, me preguntabas-se inclino un poco a ella al tiempo que unos tipos corrían y le arrebataban el pequeño estuche negro, haciéndola voltear en dirección de la mujer que ahora era un hombre alto y muy robusto quien intentaba ponerle las manos encima a la joven que miraba con los ojos desencajados.


-¡Maldición!-salto de golpe en el asiento trasero del taxi en el que iba.

-se encuentra bien señorita-pregunto el copiloto que noto su abrupto.

-si solo una pequeña pesadilla-rio a lo bajo al tiempo que se colocaba sus lentes y la música en sus oídos.

“no debo pensar en eso ahora, ellos no me pescaran, no ahora, no tan cercas de Gabriel”

El pequeño auto se detuvo frente aun lugar espectacular, de arquitectura majestuosa y jardín tan amplio que se sintió en ensueño.

“Es precioso este lugar, solo que hay un pequeño inconveniente “miro al taxista que estiraba la mano.

Se hundió en hombros y le dio sus últimos ahorros, estaba completamente quebrada y sin duda alguna necesitaría trabajar a menos que se consiguiera algún amante rico y viejo que fuera fácil de manipular con sus encantos, pero descarto esa idea en segundos.

-Puaj-gruño y jalo su equipaje al interior, aquella broma sin duda había sido la peor de los ultimos dias.



Por otro lado un joven de cabellera castaña, sin orden alguno corto, alborotado en un principio y unos mechones largos para finalizar, que le iban bastante bien.

-Es un placer tenerlo por aquí joven Shäfer, no pensé contar con su presencia a pesar de mi invitación-expreso el amable hombre tras el escritorio de fina madera, siendo correspondido por una cortes sonrisa.

-Cuando el tiempo no tiene valor, es fácil aceptar las buenas invitaciones-respondió jovialmente, sin apartar su mirada de los ojos del director-por favor llámame Mihael, finalmente podríamos ser de la misma edad o yo incluso mayor-continuo ahora con un tono de extraña hilaridad.

Mas el lustre hombre carraspeo su garganta y negó aun con la sonrisa en alto.

-Finalmente es usted mi alumno, distintas son las circunstancias a las que se refiere, pero me gustaría conservar esa línea por nuestro bien-pauso levemente-usted sabe a lo que me refiero-

-Si lo se, ahora bien pasemos a otro punto que me gustaría guardar-continuo con esas pausas tan pronunciadas que no perturbaron al rector, quien solo entrelazo sus dedos frente a si- No quiero que se sepa mi verdadera identidad, mientras mas se pueda guardar la apariencia de que soy un humano o algo así, mucho mejor-

-Tal vez eso es un poco complicado, debido al resto de alumnado, seguro que le sacaran a flote, tiene poco que llegaron…

-lo se percibí su…aroma, pero mientras que no sea tan fácil de revelar es mejor por favor-pidio el joven de eternos diecinueve años

-No estará pensando en aprovechar su ignorancia para...

Mas Mihael no le permitió terminar la frase, al ver lo alarmado de sus ojos y negó al saber el final de esa oración, que sin duda lo acusarían de una posibilidad muy palpable, mas por su antes preferencias.

-Es verdad, todo lo referente a mi persona es una tentadora invitación, mi atractivo, mi voz, mi andar, incluso mi mirada que también podrían ser el catalizador de mi estado, pero debe saber que en mi dieta los humanos no son algo bienvenido desde años atrás, siempre y cuando me permita ausentarme en ciertas temporadas para evitar algún incidente que le puedo asegurar que no se..

Se interrumpió a si mismo y volteo hacia la puerta al tiempo que se escucharon unos ligeros golpes

-¿Puedo pasar?-se escucho una feminina voz.

Y sin que el director se lo pidiera le abrió la puerta, recibiéndola con una amble sonrisa.

-¿Usted es?-pregunto el rector

- Marion Elle Blackwood-inquirió al entrar al despacho alejándose prudentemente del joven, quien trato de no alarmarse por esa reacción.

“Abra escuchado algo” negó levemente”no lo creo hubiera oído sus pasos”.

-Me da gusto que finalmente, aceptara venir a nuestra institución-pregunto con entusiasmo- podría decirme de acerca de su familia, jamás había escuchado de ella, se que tiene sus raíces en Inglaterra mas...

Digamos que mis padres son un poco excéntricos y no les gusta mucho divulgarse-paso una nerviosa mirada por ambos presentes, encogiendo al joven castaño quien no entendía de que hablaba, mientras e director solo suspiraba al tener tantos alumnos complicados para su primer curso.

-Es posible, me gustaría tener trato con ellos después-trato de sostener la sonrisa pero su rostro solo formo una extraña mueca- Tengo que revisar algunos papeles, por lo que solo me resta decirles que el reglamento lo encontraran en sus dormitorios, en cuento a sus horarios y materias las tendrán mas tarde también en los dormitorios, si me disculpan-señalo la puerta, sin el tono cortante si no uno cansado de un largo día de recibir alumnos diferentes.

Nuevamente Mihael le abrió la puerta a Marion, mientras ella permanecía con los labios ceñidos por sus dientes arrastrando la maleta de llantas y objeto de gran largo que llamo la atención del joven, debido al escaso tamaño de la chica y la amplitud de este, no era propio que un cuerpo tan delicado como ese, cargara con semejante peso, además de la actitud interrogante de la joven.

-Soy Mihael- tendió su mano hacia elle con jovialidad, a lo que a chico lo miro con desconfianza con el rabillo de ojo, mas al final se la dio sintiendo la frialdad de sus manos, que la estremecieron.

-Marion, tus mano son similares alas de un muerto-respondió con la misma jovialidad del chico, que se intrigo mas por ese comentario, mas no se pudo hacer una idea clara de como era la joven, solo sabia que era sincera, idea que le causo gracia ligeramente, notando la fugaz mirada de la pelinegra quien tampoco lo miraba con mucha insistencia.
-Traigo la cara pintada de rosa o algo así-pregunto con desdén sin mirarlo demasiado
-No me mal interpretes, en ocasiones me rio de cualquier bobería que pasa por mi mente-inclino su cabeza de forma infantil, con una sonrisa realmente encantadora, aturdiendo por completo a Marion quien sacudió la cabeza, noto el pequeño estuche que cargaba con la mano izquierda, alegrándose de lo que pudiera contener en cualquiera de los casos-Tocas violín-

Marion se estremeció al escuchar su voz, le parecía atrayente e hipnotizan te, fijando su atención en un punto cercas de el, Temía ser descubierta en su nerviosismo, aun no podía creer que el director no hiciera hincapié en algo de su ficha de inscripción, lo datos eran falsos y tenía que encontrar a su hermano antes de que cualquier cosa pasara, pero el tema del violin la relajo un poco.

-si, algo que no pude dejar en Manchester-continuaron caminando y ligeramente charlando hasta que el cruza de dormitorios los separo, donde el adiós fue diferente al hola, la mano tendida del joven y la reverencia de la chica.

-prefiero no tocar el hielo-rio ligeramente la chica que a pesar de estar en un espacio lejos del solo no se quitaba las gafas.

-¡Vamos, vamos!-exclamaba la muchacha de cabellos claros que parecía ser apenas una niña entrada en la adolescencia-¡No podemos retrasarnos más! ¡Korah!-
-Sí, sí...-respondió con tono cansino el joven de cabellos claros y ojos dorados con retazos rojos, caminando unos pasos detrás de la joven entusiasta, al menos, era un día nublado...para su fortuna.-Voy justo detrás de usted...-

Caminaban por calles bastante estrechas, sólamente la chica llevaba un bolso bastante cargado, mientras que el otro, solo iba con lo puesto que, por lo que se podía apreciar, consistía en una gabardina negra, unos jeans azules oscuros y zapatos negros. Sobre ellos se extendía un cielo puramente gris negruzco. Serían pasadas las siete cuando por fin divisaron la estructura correspondiente al Instituto Hajime. A cado paso, la chica parecía más emocionada.

-Danieve-llamó entonces Korah Athanas, una vez ambos frente a sus puertas.
-Dime-dijo la chica practicamente emanando entusiasmo. Korah suspiró trágicamente antes de proseguir.
-¿Tiene idea alguna de cómo hacer para que te acepten?-inquirió

Transcurrieron varios minutos antes de que Korah recibiese una respuesta.

-No tengo idea.-respondió ella- Pero necesitamos su ayuda ¿no? Ellos tienen la obligación de ayudarnos!-
-Si tiene dinero en tus bolsillos para darles, seguramente...-dijo ahogando una risa, con tono de "Qué inocente..."
-Uhm... podría conseguir trabajo y con eso pagarme los estudios...- meditó ella entonces, ignorando la actitud de su acompañante
-Tiene pinta de ser privado...-comentó, desmorando sus sueños- A lo mejor, debes pedirle dinero a tus padres...-
-¡Primero muerta!-exclamó Danieve entrando en terquedad.- No les puedo causar más problemas de los que ya les causé!-

Korah la observó durante unos segundos, luego, indiferente, comenzó a caminar hacia el interior del Instituto.

-Supongo que no es mi problema lo que suceda con usted, Danieve.-dijo durante un largo suspiro. Danieve infló las mejillas y lo siguió, tenía la cara roja y los ojos le ardían, parecía que el entusiasmo de hacce unos momentos, se había esfumado completamente.

El joven intentaba no prestarle atención, aunque en cierta manera le molestaba verla así. Ya llevaban un año conociendose desde que la salvó y la chica en vez de agradecerle e irse, se quedó con él. Para su desgracia, encima, la chica no le tenía miedo a los poderes de Korah, ni al hecho de que fuese inestable. Ella también poseía poderes, aunque Dani era normal. Más allá de esto, la chica resultaba ser alguien a quien uno se acostumbra tener a su lado con el tiempo, como una mascota. Una sonrisa se formó en sus labios ante la imagen mental de Danieve como un perrito

"Sería un caniche"pensó y se rió para sí.

Entraron justo unos pocos momentos antes de que se largara a llover, los dos subieron las escaleras en silencio. Korah sabía lo que vendría ahora: a Danieve le entraría la timidez y no podría articular una sola palabra sin pedir disculpas antes. Obviamente, él debería encargarse de la situación. Guiandose por unas señales, llegaron al despacho del director. El peliplateado tocó y entró de inmediato, seguido por Danieve, quien mantenía el rostro bajo.

-Disculpe...- dijo él mirando al hombre que allí estaba- Sé que no hemos recibido ninguna invitación, pero queríamos saber si había... no, necesitamos estudiar aquí.-le dijo corrigiendose- Soy Korah Athanas y ella es mi compañera, Danieve O'Nash.-

El hombre los miró y asintió, algo interesado al ver los colmillos que el vampiro dejo relucir brevemente

-Verá, Korah, usted y su amiga esán de suerte.- expresó él-Hace nomás ayer que llegaron los chicos de primer año, les será bastante fácil la incorporación a ellos- dijo señalando a los que ya estaban.- Por suerte aún hay cupo para todos-

No necesitó ver a Danieve para saber que estaba esperanzada.

-Entiendo.- sonrió él también. Podía sentir como el comienzo de algo interesante se acercaba a pasos gigantes. Observó como el director sacaba dos hojas y se las extendía, diciendo que eran los horarios y más tarde le explicaría cómo era el tema de los dormitorios.
-¿Tienen todo lo que necesitan para la inscripción?-preguntó el hombre, sacando otras dos hojas.
-Sí... contamos con el dinero para ambos, señor.-respondió Korah y Danieve no pudo mirarlo, sino asombrada.
-Bien, llenen esto, después les diré el camino que deben tomar para llegar al Hospital a reunirse con su curso. Tienen que hacerse un examen medico antes de iniciar las clases.-

Ambos asintieron e intercambiaron una mirada entre sí, algo alegres.

Trago saliva con dificultad. Delante de ella se erguían,
imponentes, las puertas del instituto Hajime. Respiro profundo, en un vano
intento por calmarse. Los lugares, las personas y, en general, cualquier cosa
extraña o diferente para ella la ponían nerviosa con facilidad. Empujo la
puerta y se dirigió a paso lento, hacia la oficina del director. Lo único que
llevaba era un morral con algunas cosas básicas: ropa, implementos de aseo y,
en su mayoría, peluches. Muchos peluches.


Cuando llego a la oficina del director, ni siquiera se vio
en la necesidad de tocar la puerta, pues una voz la recibió desde el interior:


- Pase – dijo la voz, desde el interior. Rozen miro la puerta, un poco desconcertada,
y la empujo para entrar.


El director la miro con sorpresa, cosa que hizo que Rozen se
sonrojara. Había llegado tarde, eso lo sabía y, por si fuera poco, ni siquiera tenía
preparada una excusa que justificara de manera convincente su retraso:


- Um… buenos días, señor director – titubeo avergonzada
desde el sitio donde estaba. ¿Y ahora que tenia que decir? Nunca había sido
buena para expresarse con palabras. El director pareció leer su pensamiento y soltó
una leve risa:


- No te preocupes. Pasa, toma asiento – ofreció de manera cordial, al tiempo
que señalaba una silla cerca de allí. Rozen camino hasta ella pero no se sentó.
El director se limito a seguir la “platica” con naturalidad:


- Mucho gusto, señorita…


- Rozen. Me llamo Rozen


- Ya veo – comento el director - ¿y su apellido?


Rozen trago en seco y bajo la mirada. Nunca había pensado en
un apellido. El director pareció leer, nuevamente, lo que estaba pasando, por
lo que se limito a agregar de manera tranquila:


- Creo que ya entiendo lo que esta pasando aquí… En cualquier caso, no te preocupes. Lo primero que tienes que hacer, es ir a la revisión médica. Después, ya te
informare de cualquier cosa


Rozen asintió con la cabeza y se dirigió hacia la puerta. Estaba
a punto de cerrarla cuando escucho algo tras sin. Era la voz del director:


- Por cierto, ¿Por qué llegaste tarde?


Rozen fingió no escuchar nada y se dirigió hacia el Hospital

He atravesado el océano, siento que una parte de mí pensaba que este era el momento de regresar a la tierra de donde zarpe hace años para una travesía que debí de tener un retorno.

Estoy en el aeropuerto de la ciudad y me veo a mi mismo con una curiosidad tremenda, pensamientos en mi interior yacen cuando la aeromoza me sonríe con dulzura y me despide agradeciéndome el hecho de que haya volado en la aerolínea en la que trabaja, yo solo sonrió jovialmente, mientras camino con gracia por el pasillo y bajo luego por la escalerilla del avión. Cuando mis pies tocan el suelo tan anhelado, mis sentidos se estremecen ligeramente y solo me dirijo al viento que en mis adentros me responde: Bienvenido.

En esos momentos, la aeromoza que me despidió esa chica en que reparé en aquel instante como una chica alta de una tez morena clara quizás de 1.70m, con un exquisito rostro, y sus ojos castaños ligeramente amielados ataviada con aquel traje de aeromoza, elegante con chaquetilla negra y una blusa blanca y una máscara ligera color azul oscuro se acerca a mi con sus tacones de aguja negros haciendo ruido: clac, clac, clac.
-señor, por favor deténgase, usted ha olvidado esto

En ese momento, vi el contenido de su mano que se extendía hacia mía, sus dedos delgados, finos como la porcelana tenían encerrados mi reproductor de MP3, mientras pensaba en mis adentros lo bueno que era que existiera gente honrada en el mundo.

-Oh!.. Pero si es mi reproductor muchas gracias; señorita…no podría haber vivido del todo tranquilo sin esto.
En ese momento, tomé mi reproductor de sus delgados y finos dedos, mientras a la vez besé su mano.
-Discúlpeme si la molesto, pero me gustaría agradecerle el gesto, en estos momentos hay muy pocas personas honestas en este mundo y me gustaría agradecerle.
En aquel instante, el rostro de la dulce aeromoza empezó a tornarse ligeramente rozado, mientras que el mío entre la vergüenza y la gratitud, empezaba a tornarse de la misma manera.
-Muchas gracias, pero no tiene nada que agradecer, es parte de mi trabajo y estoy segura que usted hubiera hecho lo mismo. Pero es bastante dulce de su parte, no había visto estos modales en mucho tiempo.
- Es que me han criado a la vieja escuela y de verdad, muchas gracias se lo agradezco infinitamente.

En ese momento, volví a besar su mano y me dirigí hacia la puerta mientras me colocaba mis audífonos en los oídos, pude sentir que alguien clavaba su mirada en la parte posterior de mi cabeza y me giré para despedirme de la aeromoza con una sonrisa y agitando mi brazo izquierdo de un lado a otro y salí corriendo sin cesar, había llovido recientemente y había pequeños charcos formados en mi camino hacia la puerta lo cuales no evite pero saltaba grácilmente para no mojarme, pero cerca de la entrada encontré a una dama, una dama con una peineta recogiéndole su cabello grisáceo, y su piel acartonada le daba un aspecto divino, de sus oídos colgaban unos hermosos aretes de plata con incrustaciones de turquesa, acelere un poco el paso.
-Discúlpeme señora, pero permítame ayudarle
-Muchas gracias joven
Ella tomó mi brazo y le ayudé a subir el escalón, en ese momento sentí que muchas miradas se clavaban en mi y solo pude sonreírle a la señora, cuando la dejé en un lugar a salvo me despedí de ella.
La azafata siguiendo estas acciones con la mirada, se acercó a la anciana y ambas sonrieron.
-Puedo ayudarle en algo señora, se ofreció la azafata,
- No creó que sea necesario querida, respondiéndole cariñosamente, chicos como él ya no hay en este mundo que puede llegar a ser un tanto frívolo

Después de dejar a aquella dulce dama, supe que debía correr hacia la cinta donde debía de estar mi guitarra, y mis maletas y debía de ser rápido o no las encontraría. Y dicho y hecho, había un mar de maleta girando alrededor de la cinta, pero yo no podía encontrar mis maletas, hasta que pude divisar que mi guitarra venía por la cinta en la lejanía y estaba esperando ver mi maleta roja cuando sentí que alguien me había tomado del hombro, giré mi cabeza a ver quien había tocado mi hombro cuando vi a un hombre de traje negro con un gorro.
-Así que aquí esta “joven”, aquí tengo su maleta, nos podríamos ir por favor
El director no está esperando, me ha mandado por usted.

En ese momento; me sentí extraño, no se porque debía de tener un trato especial con respecto a los otros alumnos, en fin creo que no le daré importancia. En ese momento escuche una voz socarrona atrás de la voz del chofer
-No creo que el director se moleste si llegamos un poco tarde
Siguiendo la voz; vi a ese chico, me pareció que su manera de hablar la había escuchado en otro sitio fue en es instante que mi mente empezó a cavilar lentamente, mientras el chofer subía las maletas al portaequipajes y el chico me miraba con sumo interés, en ese momento imaginé que se llevaría a la boca un cigarrillo y lo encendería con el encendedor, pero en vez de eso, sacó del bolsillo izquierdo del pantalón de mezclilla un celular, el pantalón estaba un poco desgastastado y deshilizachado de un tono marino, vistiendo con una playera de un tono mas bien verde y unos tenis a juego.
-Supongo que eres un poco lento, Armin Strauss
Ese chico había dicho mi nombre completo, en ese momento no pude evitar sonreír
-Solo un poco, pero creo que eres tú o lo negaras Lancelot Gabrielli
-Bienvenido Strauss

En ese momento; ambos se abrazaron, durante largo tiempo habían estado platicando por Messenger debido al contacto hecho por el instituto, Armin había pospuesto su llegada y ambos se habían puesto de acuerdo en entrar al mismo tiempo, por la única razón de no ser solo el chico nuevo, sería mejor ser los chicos nuevos, según lo que pensaba Armin.

-y bien Strauss, ¿Cómo te ganabas la vida en Nueva York?
-Era modelo en una agencia, pero como no podía terminar el contrato con ellos, decidieron mandar mi carpeta con los contactos que tenían en la agencia, dime Lance ¿Cómo te ganas la vida?

En ese momento, la voz de una mujer que llenaba el aeropuerto solo citaba: “Los pasajero del vuelo 110 de American Airlines con destino a Nueva York a la puerta 20, su vuelo partirá en 5 minutos, gracias” detuvo la conversación, mientras que una brisa pasaba entre ambos chicos:
-Soy barman en un host club.
El silencio volvió a reinar entre ambos, cuando la voz del chofer los llamó para reportar que las maletas estaban en su puesto. Ambos subieron a la limosina negra que el director había dispuesto para Armin. Lancelot sentía la necesidad de decirle a Armin lo que realmente había pasado, pero se mordió la lengua.
-Lancelot, ¿Porque trabajas en un host club como barman, no ganarías mas como host?
-Para nada Strauss realmente prefiero vivir tranquilamente como un buen pagado barman a ser perseguido por demasiadas mujeres.

En al decir esto, Armin no pudo mas que soltar una sonora carcajada. Mientras que Lancelot pensaba seriamente en el espejo que siempre cargaba en el interior del abrigo negro que en ese momento estaba en la limosina, en algún momento notó que se sentía extraño cerca de la presencia tan cerca de Armin, pero al parecer el propio Armin no se había dado cuenta de esa sensación, era como si se sintiera por primera vez en su vida, como un “¿perdedor?”, ¿Por qué Armin tenía un trabajo como modelo y él no?, ¿Debería de pedirle a Armin que le presentará a algunas personas como para trabajar de modelo?.
-Deja de decirme Strauss, me hace sentir demasiado lejano o desconocido, dime Armin, por Dios llevamos meses de hablar entre nosotros y que ahora no puedas llamarme por mi nombre es un poco estúpido.
En ese momento, Lancelot fue sacado de su pensamiento, era tan solo Armin, el mismo chico simplón del que con anterioridad se había burlado y reído desde que el director los acercó en una conversación por Messenger, así que con una recarga de energía, Lancelot se río estrepitosamente y no pudo evitarlo se relajo
-Esta bien Armin, lo haré; pero no vayamos con el director, es demasiado pronto, Chofer llévenos a un buen restaurante, pero me conformaría con pescado y papas fritas [xd], pero que tal si vamos al nuevo restaurante de moda, nos queda cerca del instituto porque la comida del avión es un asco.
-jajajaja, no estuvo tan mal, pero me conformaría con comer algo en un McDonald´s.
Tanto el chofer, como Lancelot observaron a Armin con los ojos desorbitados, preferir comer en un McDonald´s antes de comer en el último restaurante de moda, y sin prestar demasiada atención, Armin sacó de su bolsillos un MilkyWay y empezó a comerlo lentamente, simplemente sintiendo el calor que despedía el chocolate de su boca, algo totalmente relajante, mientras que el chofer como Lancelot solo pudieron pensar: “Realmente este chico es un yanqui”.
En ese momento, pasaron por el puente de Londres y al mismo tiempo Armin abrió los ojos y se acercó al a ventana
-Mira, mira, ¡El puente de Londres!, en sus ojos tan alegres y expresivos, de una manera tan alegre se expandían cada vez mas, mientras en su interior una enorme nostalgia le llenaba lentamente el cuerpo recorriéndole un escalofrío. Armin había abierto el quemacocos de la limosina mientras llovía y al parecer se estaba resfriando, Lancelot hizo que Armin cerrará el quemacocos y después de eso, el pelinegro estornudo
- si que eres idiota Strauss, perdón Armin.
-jajajaja; en estos momentos lo único en lo que quiero pensar es precisamente en como me puedo comportar Lancelot.
La conversación siguió animadamente y el tiempo parecía no tener significado alguno para ambos, mientras el chofer pensaba en lo extraños y diferentes que podrían ser estos chicos. La luz roja detuvo su camino y entonces la fuerte y señorial voz del chofer resonó por la limosina.
-Señores; en corto llegaremos al instituto, ya que al parecer se les olvido la idea del restaurante.
-¿No puede recomendarnos un sitio donde comer? Dijo un Armin contrariado, no estaba del todo dispuesto en entrar en un edificio, pese a que su cuerpo le exigía un descanso.
-El comedor del instituto puede complacer a los paladares más exigentes, pero si lo que quieren es tener contacto humano, puedo llevarlos a un restaurante que esta cerca del instituto. Respondió el chofer.
-Entonces eso esta bien por mi replico Armin, pensando descansar y darse un baño
-No, mejor llévenos a ese restaurante, replicó Lancelot
-Lancelot entiende entre mas pronto terminemos con esos asuntos mejor.
-Quizás tienes razón, dijo un contrariado y caprichoso Lancelot
-Bien, entonces dentro de poco veremos el instituto

El amplio edificio del instituto se alzaba con gracia en el horizonte, de tal forma que unos ojos ampliamente abiertos gris azulados denotaban una enorme curiosidad, Lance solo encontraba interesante el edificio, a decir verdad, realmente no le importaba demasiado [el chico se conforma con enorme espejo de cuerpo completo]. Las puertas del instituto se abren de par en par y el chofer se estaciona frente al edificio central, los chicos salen de la limosina negra y continúan despreocupadamente la platica, para rematar despidiéndose del chofer y Armin le dio una propina. Ambos subieron con sus cosas en el edificio hasta llegar a la oficina del director donde un individuo de traje se acerca a ellos y les pide que tomen asiento.
-Bienvenidos a ambos, joven Strauss, ¿Cómo le fue en su viaje?- dijo un hombre de una manera desagradable y un tanto lambiscona.
-Muy bien, gracias. Supongo que usted es el director- dijo Armin con una sonrisa un tanto forzada pero que salía de forma natural, su sonrisa de pose fotográfica.
-Bienvenido de igual manera joven Gabrielli. Aunque usted vive mas cercas, en Londres. Tengo entendido que hace poco regreso de un viaje un poco largo.

-Si, así es- dijo Lance con una sonrisa traviesa y prosiguió- tuve que hacer unos asuntos familiares pendientes.
La desagradable voz del director y la extraña manera en que miraban a ambos hizo que Lancelot deseara salir de allí lo más pronto posible y sin embargo, un aura malévola rodeaba al director, una extraña forma de mirarlos a ambos. Por suerte de ambos, alguien tocó la puerta y la extraña torcida sonrisa del director se borró para decir un seco: ¡Adelante!.
Una mujer se le acercó al director y empezó a decirle de ciertos problemas menores que debían ser atendidos en un instante. El director solo suspiro y rápidamente despacho a los chicos con un croquis del dormitorio y sus clases.
-Vaya tipo raro no crees?? dijo Armin tan solo riendose a carcajada suelta sin disimular ya estando bastante alejado del "director"
-Ni que lo digas, ese tipo parecía un total fenómeno de circo barato, respondía Lance sin ningún disimulo.

Sigamos este mapa a ver si nos lleva a algún lugar interesante...