Instituto Hajime
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Fausto VIII

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Fausto VIII Empty Mes 1/Día 2

Mensaje  Yumire Vie Ene 23, 2009 7:11 am

Danieve se encontraba al fondo de todo, aún pegada como garrapata a Korah, aunque ya había pasado la noche anterior con las chicas y sin el vampiro, aún parecía no entrar en confianza del todo. El vampiro, en tanto, estaba algo molesto, por el hecho de que Danieve se pegase más a él, no tuvo el minimo remordimiento al apartarla de sí, tomarla del brazo y avanzar hacia el profesor.

La clase de Necromancia se le hacía bastante atractiva al vampiro, mientras que a la humana, no le agradaba ni pizca. Menos, si era del mismo hombre que le saco sangre, aquel hombre de aspecto espeluznante.


-Korah Athanas, señor.- dijo haciendo una leve reverencia
-Ah, un Athanas... hace bastante que no se tenía a un miembro de esa familia...- comentó Fausto. Korah frunció el ceño, extrañado.-¿Tu compañera?-
-Ahm...Danieve...Danieve O'Nash-
respondió ella en voz baja, a tal punto que el profesor tuvo que pedirle que lo diga de nuevo.-Ah, sí... la que se desmayó...-comentó con vagancia el profesor y cuando volvieron a sentarse, Daniev tenía ganas de que la tierra la tragase
-¿Quién sigue?-


Última edición por Yumire el Dom Ene 25, 2009 1:02 pm, editado 2 veces
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Mensaje  Evil_Marionette Vie Ene 23, 2009 8:08 am

Miro al chico que se presento, curioseando en su aspecto, sobre todo por que tenia aspectos similares al Aleman mal agradecido. A decir verdad no lo había salvado del ataque del moreno casi en extinción, por que quisiera no mentalmente consiente, ni le había pedido aquello en consideración a un favor, solo se dio la oportunidad, y ella pensaba que el solo diría que si. Pero volviendo a las presentaciones, la chica del desmayo, al parecer en lo que desapareció de la sala de hospital dos mas llegaron y pasó aquello.
Se puso de pie ya si liarse cobre el chico Schäfer y sonrió al maestro quita golosinas.

-Marion Elle Blackwood, encantada de volverlo a ver-en su voz había una nota de ironía cuando hizo la inclinación al estilo oriental, que causaron curiosidad en el profesor.

-Elle Blackwood, tiempo atrás había una mujer con ese nombre, era muy encantadora, tienes parentesco con ella- pregunto con tranquilidad sin mirarla.

“claro dile que es la mujer a la que le quitaste el nombre”

-Si es mi abuela-mintió, sintiéndose observada, mas no cavilo en quien, sabia que muchos de sus compañeros tenían habilidades muy distintas y alguno podría ser un detector de mentiras, pero ella tenia sus razones, aunque si eso era verdad, tenia que encontrar pronto a su hermano, haciéndose de sus mañanas clásicas de infiltración. Se volvió a sentar, sintiendo como un escalofrío la recorría, pero simplemente lo ignoro y bajo sus gafas a la altura de sus ojos, estaba nerviosa.

El siguiente fue mas simple, el alemán miro al profesor que antes había rechazado para su examen sabia que no aprobaría como con el otro alumno esa decisión.

-Mihael Schäfer, otro de los alumnos que ira mañana temprano a reponer el examen de sangre de hoy-dijo algo apenado pero evitando que le regañara tal como lo había hecho con el otro joven.


-es buena su iniciativa, pero su falta esta …

-si me gustaría hablar con usted al termino de la clase-usando ese timbre melódico que podía confundir a cualquiera.

-ya veremos joven-
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Mensaje  Yumire Dom Ene 25, 2009 4:40 pm

Desde que se metió en una de esas puertas, pronto, quedó lejos de todos los demás. Ya no los escuchaba, ni el mismo se escuchaba en tanta oscuridad, en tanta negrura... De repente, se estaba enfrentando a lo desconocido. Y temió. No sabía que era, la desconfianza innata que sentía por aquel lugar, que todo este oscuro incluso para un vampiro, que se sienta privado de sus sentidos más leales hasta el momento, o que tenía la repentina y molesta sensación que algo le esperaba, algo... desagradable. Algo a lo que no se quería enfrentar.
Su andar de un principio, firme y seguro, había comenzado a menguar hasta sentirse completamente vulnerable allí. No lo quería admitir, pero tenía miedo. No sabía con certeza cierta cuando fue la última vez que se sintió de dicho modo. Un escalofrío recorrió su cuerpo y lo hizo estremecer hasta la médula. Se detuvo en el lugar y flexionó todos y cada uno de los dedos de ambas manos.
No tardó en llegar a una conclusión bastante cierta: No hay nada peor que el silencio profundo, único y sepulcral. No había corazones latiendo, murmullo de movimientos, respiraciones tenues... no había nada. Absolutamente Nada.

-Ya ni sé si estoy caminando...- rió para sí mismo intentando calmarse con el sonido de su propia voz. Pero ni eso le ayudó.

Tragó saliva y pronto, todo se llenó de una luz y una calidez bastante abrumadora. Él mismo no la podía soportar. Cerró con fuerza sus ojos y en un insulso intento por protegerse de esa luz, de ese enemigo, se llevó ambos brazos al rostro, cubriéndoselo.

-Korah...-una voz madura, femenina... una voz que había quedado en el olvido, en tiempos remotos para él.

Inmediatamente desistió de ocultarse de la luz. Se irguió cuán alto era y busco con su mirada, incluso giró sobre sí mismo, a aquella dueña de esa voz.

-Hermano!-una voz infantil resonó en el lugar, una voz de una niña tierna e infantil.

El vampiro miraba, buscaba por todos lados, caminaba más se revolvía el cabello algo inquieto. No encontraba la procedencia de esas voces.

-Mamá? Selene? -preguntaba mientras intentaba buscar una pared, un limite.. un algo del que sostenerse-¿Papá? ¿Dónde está él?-
-Korah.-
la voz madura y masculina se hizo escuchar en respuesta a aquella pregunta. El vampiro dio un par de giros más sobre si mismos, sin encontrarlos.
-¿Dónde? ¿Dónde están?- dijo con voz desesperada. Le parecía imposible escuchar sus voces ¡Qué seria verlos!

La ilusión se notaba en sus ojos, en su rostro. No sabría que hacer cuando los viese... ¡después de tantísimo tiempo!

-¡Acá tontito!-dijo la voz de su hermana, riendo delicadamente. La voz, sonaba a sus espaldas.

Quizá algo emocionado, quizás ilusionado, el vampiro se dio vuelta para encontrarse de nuevo con ellos. Su rostro guardaba una gran sonrisa. Y...
...Allí estaban. Lo que pensó que nunca vería, lo que jamás volvería ver... allí estaban. La madre estaba vistiendo un vestido largo y estilo de la época victoriana, de un amarillo pastel bastante bonito. Tenía los hombros descubiertos y las mangas de sus brazos se enzanchaban a partir de los codos. Tenía una piel blanquisima, una mirada bastante bondadosa y maternal, ojos grandes dorados y unos labios pintados de un rojo carmín bastante llamativos. El cabello negro azabache lo tenía recogido en uno de esos complicadisimos peinados de la época. La niña, llevaba un vestido similar,pero más infantil y de un color rojo-bordó. Tenía un osito de peluche con un moño rojo al que abrazaba fervientemente. Sus ojos eran de un gris-morado y el cabello, tan negro como el de su madre. El padre en tanto, vestía un traje un de la época también, pero en matices de azul oscuro, llevaba medias blancas y zapatos negros, como en la época.

-Madre, Padre...-dijo con sorpresa, no sabía si reír o llorar, definitivamente aquello no se lo esperaba.

La niña empezó a correr hasta acercarse a Korah, lo tomó de la mano y rió tiernamente.

-¡Ven! ¡Vamos a casa! Mamá prometió contar historias!-dijo la niña tironeandolo.

Al principio, Korah avanzó, no podía no hacerlo. Era su hermanita, su pequeña Selene. Sus padres sonrieron desde donde estaban.

-Estas pesado! Creciste demasiado, hermano!-se quejaba la pequeñita haciendo fuerza. Al principio no sabía que decir, pero su padre respondió.
-Dejalo en paz, Selene. Ha pasado por bastantes problemas este último tiempo.- dijo el padre. Korah se giró a verlo y le hizo una mueca de agradecimiento y quizá arrepentimiento.
-Lo siento... yo no quise...- musitó él bajando la mirada. Korah se sentía culpable de lo que había pasado.- Yo no debí dejarlos solos...-

Una tristeza profunda y honda le invadió el cuerpo. Aquellas personas que amable, cariñosa y calidamente le sonreían le provocaba un ardor profundo en su piel, en su cuerpo. No se había sentido así en años. No sabía qué decir o qué hacer... Se sentía tan vulnerable, tan indeciso...
Se sentía tan débil.


Última edición por Yumire el Lun Ene 26, 2009 5:16 am, editado 1 vez
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Mensaje  Evil_Marionette Lun Ene 26, 2009 5:48 am

Las Palabras resentidas y cargadas de ironía de antes empezaban a pesarle al estar detrás de la puerta donde los jóvenes, estaba ahora sola, ante la nada y el abismo que la empezaban a poner muy ansiosa, trayéndole a la mente viejas memorias que le creaban mucha incertidumbre.

La falta de sensaciones, abandonándose a si misma; no vista, a pesar de que sus ojos siempre estaban en oscuridad. No sonido, las pisadas no resonaban a pesar de que traía unos tacones gruesos. Ningún olor presente que le dijeran donde estaba, podía sentir el tacto al tocar su cuerpo pero tampoco era una guía y ni que decir de su gusto usarlo era absurdo siquiera pensarlo

-Como se que tengo los ojos abiertos o cerrados-abrazándose a si misma dudando en dar otro paso, la oscuridad empezaba a ponerle los nervios.

Era como estar inconsciente pero al mismo tiempo envuelto en una pesadilla tan real, similar a esas en las que deseas despertar por que estas consiente, no es más que un sueño y tú eres quien decida cuando despertase más no puedes hacerlo.

“Esto no es el caso, la prueba consistía en enfrentar a aquellos que murieron…. Pero acaso veré a Elle Blackwood o en todo caso a…”

Aparto esa idea de la cabeza, ese no era el caso. Se detuvo de golpe al enfrentar una luz cegadora, que la aturdieron por completo, trastabillando en distintas ocasiones.

Después de ver aquella inmensa luz que le cegó por completo la vista, raspo sus ojos intentando ver con claridad lo que había frente a ella, encontrándose con la ultima persona que murió por su culpa, titubeo unos segundos no sabia si acercarse o simplemente mantener esa distancia para no volver hacerle daño, corrió un poco sus ojos notando que estaba en esa casa en la que ella solía refugiarse en momentos al no saber nada acerca de su pasado, o sus memorias que fueron vulgarmente borradas y las lagunas empezaban a alcanzarla.

Sus ojos tan puros como el cielo azul en un día después de tormenta, su cabello platinado de sabias canas, esa expresión tan dulce, con sus hermosas arrugas vestigios de una hermosura pasada, la vieja casa con decoración occidental, muebles del siglo XVIII todos en madera fina que siempre la trasportaban igual que sus historias a épocas antiguas, regalándole el mejor de los momentos.

-Hay Mi niña inglesa- sonrió dulcemente a la joven de ojos bicolor, dejándola desarmada con aquella sonrisa en alto, camino unos pasos a ella estrechándola contra si.

Reprimía el llanto, mordía sus labios, no quería llorar enfrente de ella como tantas veces que se sentía en las tinieblas, no quería que si ese encuentro tenia valor se viera manchado por sus insulsas lagrimas, quería sonreír, pero lo único que citaba fue el ultimo día en que la vio, por esa ventana desde aquel árbol frondoso donde se oculto para no ser descubierta, en el momento que la asesinaban frente a sus ojos sin poder evitarlo.

-No mi niña, no te reprimas, llora todo lo que quieras si eso es lo que sientes, yo estoy aquí no para que te sientas mal sino para mimarte como siempre lo hago-poso sus labios en la frente de la joven pelinegra que se aferro a las mañanitas que llevaba puestas, sin poder decir una palabra.

-Perdóname Elle, perdóname-Sollozaba con desasosiego, sintiendo la calidez de aquella vieja mujer de amoroso corazón que siempre la trato como si fuese su nieta, siendo su única guardiana entre tanta maldad y manipulación.

-no tengo nada que perdonarte mi niña, no mi chiquita no llores por eso, ambas sabíamos lo que podía pasar-le despego levemente limpiándole las lagrimas que no dejaban de asomarse por sus ojos siempre bribones-que estoy muy feliz de que hayas llegado sana y salva a Inglaterra-

-Pero…

-No, No mi niña, no llores por eso, vive, vive y muy feliz siempre, esfuérzate por liberarte de esas cadenas que te apresan mi niña, que esta viejecita con la cana al aire siempre estará aquí-esbozo una sonrisa señalando su corazón-Cuídate mucho, cuídate mucho es lo que siempre te digo mi niña- desasiendo el abrazo, caminando hacia atrás con el amago de captar cada detalle d Marion, como si fuera una despedida que no pudo ser con una sonrisa tan amable que iluminaban esa vieja casa llena de historias y recuerdos-salúdame mucho a tu padre cuando le veas- fueron sus ultimas palabras antes de empezar a desvanecerse.

-No te vayas, ELLE NO ME DEJES SOLA OTRA VEZ-cayo al suelo cubriendo sus manos con su rostro sin poder dejar de sollozar-no soy lo suficientemente fuerte para seguir sola-musitaba al tiempo que el lugar se quedo nuevamente oscuro, sintiendo la fragilidad en incertidumbre, de aquella mujer que le dio una segunda oportunidad de vivir.

Quería que esto acabara, al diablo con enfrentar a la muerte, al diablo con ese tipo que apestaba a muerte, quería llegara su cuarto y meterse entre las sabanas para no salir de allí en todo el día, sin importarle que los maestros la reprimieran por saltarse las clases.

-Gabriel, donde estas-musito quedadamente, sintiendo la calidez de una mano que sujetaba su hombro con ternura. Creando le la esperanza de que el ejercicio finalmente se daba por concluido, ahora les pondría a revisar huesos como siguiente practica. Corrió su vista con las falsas esperanzas de verle, pero en el fondo de su corazón sabia que ese toque solo correspondía a una persona que hacia mucho tiempo no recordaba como tal, ahogando un grito al ver la persona que estaba tras de ella, zafando se al tiempo que viraba bruscamente y se arrastraba con las palmas hacia atrás sintiendo la dureza de las piedras y la humedad de la lluvia que empezaba a empaparle.

La dulce mujer solo rio un poco, ante la sorpresa de su hija, que no la recordaba más que en el camafeo que guardaba, y en el violín que una vez le perteneció. Sus brazos que sostenían la mitad del cuerpo de Marión empezaron a temblar, ella había muerto cuando niña, que fue cuando los Yatsura tomaron posesión de ella siendo los únicos parientes que tenia en Japón, la enfermedad la había consumido pero Marion no recordaba aquello solo veía estática, por eso verla era una gran conmoción y desconcierto.

Su mirada similar a la de aquella mujer, un ojo en tinieblas y el otro en pureza, se agacho para tocarle la mejilla con mirad curiosa, la misma que ella tenia cuando se encontraba ante algo que quería.

-tienes la misma mirada curiosa que yo, pero la profundidad de Cloud, eres hermosa y has crecido tanto Mary-pero la joven no podía recordarla, le habían borrado todos los recuerdos de su madre.

-No puedo, no puedo recordarte-expreso frustrada, se aferro a su cabeza como si doliera agachando la mirada de la mujer, esforzándose por traerla de vuelta, sintiendo el abrazo escuchando el sollozo de su madre.

-Mi mary, mi amor pequeño, ¡Que te hicieron!-acaricio con suavidad su cabello besando sus manos que empezaban a empaparse de las también lagrimas de aquella madre que podía sentir el dolor de su hija sin poder evitar llorar.

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Mensaje  Evil_Marionette Lun Ene 26, 2009 11:52 am

Simplemente pura incertidumbre, por no saber que esperar, fue de los últimos en pasar a las puertas, pero no fue por temor a la oscuridad, había pasado después de su transformación cuatro días entre las ruinas de la iglesia, solo siendo protegido por el cuerpo de aquella mujer que le dio el abrazo eterno.

Camino perturbado, intentando que sus sentidos estuvieran alertas jalando el tirador de la puerta encontrándose con una vieja choza, de la que sus cortinas ruyidas ondeaban, trasportando su mente a una época muy lejana aun cuando era humano, recordando muy poco de aquella época, con el paso de los años sus memorias tan dolorosas como humano las había tapado con memorias vampíricas que se terminaban al ver el crepúsculo e iniciaban con el hermoso alba, mas el tiempo no tenia mucho valor para el joven castaño, que camino con sumo cuidado sin inmutarse por el lugar, estaba alerta y sin expresión tocando las paredes mohosas.

-Te traer Recuerdos-sacándolo de sus pensamientos una voz varonil que se asomaba desde la puerta de la vieja casa, misma que como tanto olvido su textura grave, con la que tantas decisiones de limitantes fueron tomadas cuando apenas tenia conciencia en un pequeño, volviéndose a el con tranquilidad.

-Vaya cambiaste muchísimo-musito el hombre sin poder reconocer a su propia sangre.

-Algo así Padre-sonriendo le, alegrándose de verlo de nuevo-tu también te ves muy bien-

-a veces la muerte sienta bien-rio formando hoyuelos en sus mejillas, que le recordaban las veces que lo sostenía en sus brazos, cuando aun era un frágil humano.

-Si…
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Mensaje  Yumire Mar Ene 27, 2009 12:43 pm

Estaban en los jardines de una gran mansión. No entendía aún como había llegado ahí y hace unos momentos estaba en aquella luz infinitamente blanca y vacía. Aún se sentía débil, aún se sentía culpable... aún se sentía estúpido. No obstante, allí, bajo un extraño bello día, su hermana y su madre jugaban y su risa llenaba el lugar. Algunas mariposas revoloteaban de aquí para allá, varias flores que recordaba y otras que no. Su padre estaba al lado suyo, ambos sentados en una mesa aparentando tomar té a la sombrita de un árbol. No entendía Estaban en los jardines de una gran mansión. No entendía aún como había llegado ahí y hace unos momentos estaba en aquella luz infinitamente blanca y vacía. Aún se sentía débil, aún se sentía culpable... aún se sentía estúpido. No obstante, allí, bajo un extraño bello día, su hermana y su madre jugaban y su risa llenaba el lugar. Algunas mariposas revoloteaban de aquí para allá, varias flores que recordaba y otras que no. Su padre estaba al lado suyo, ambos sentados en una mesa aparentando tomar té a la sombrita de un árbol. No entendía como podían estar bajo los rayos de un sol tan hermoso... no podía entender cómo podía él estarlo.

-¿Qué ha sido entonces de tu vida, Korah?-Aquella voz grave, aquel tono amable...Sí, era el mismo que recordaba. La misma expresión paciente que a veces lo hacía sentir incómodo-¿Cuánto tiempo ha pasado?-preguntó después.
-Bastante...Más del que me gustaría.- expresó volviendo la vista hacia las mujeres.-Pensé que ustedes estaban observandome, qué sabían...-
-Oh, sí.-
interrumpió su padre con una sonrisa-Pero a veces es mejor oírlo por boca de uno que haberlo visto ¿no?-
-Sí...-
lacónico y maravillado, Korah Athanas no apartaba la vista de su hermana y su madre.
-¿Entonces?-
-He aprendido a vivir por mi cuenta... he probado dos tipos de sangre distintas y aún no sé cuál tomar...menos ahora.-
-¿Es por esa chica?-
-¿Danieve?
-Sí
-No... Es bastante distraida como para darse cuenta la diferencia entre sangre humana y animal.
-No me refería a eso...
-Creo que empiezo a quererla...a tener el mismo aprecio que siento por Selene...-
confesó algo aturdido-Pero no estoy seguro.

El silencio se produjo por unos momentos y, en él, Korah sintió como las lágrimas se empujaban por querer salir. Pero él no lo iba a permitir... ya que estaba con ellos, no sabía cuánto, prefería no tener que llorar, no quería arruinar el momento, el recuerdo... no quería ser débil. Su padre lo miró, curioso, comprensivo...cálidamente.

-Korah...-llamó él y estaba por hablarle, mientras las mujeres volvían. Seguramente ellos notaban cómo se sentía. Notaban que debía sentirse la peor de las escorias, que no debería estar viendolos al rostro, que no debería estar hablando con ellos tan tranquilamente.

Él les devolvió la vista. Y se encontró con esos ojos dorados que hacía mucho que no veía, aquellos ojos que para él demostraban sabiduría y muchos años de haber vivido.

-...-el vampiro se mantuvo en silencio, sabía lo que su padre le iba a decir.
-Sabes lo que te voy a decir,hijo.-comenzó su padre y Korah asintió.-Pero parece que necesitas que te lo diga aún y todo.-lo miró, lo observó y como Korah no tenía nada para decirle, prosiguió-[color=white][b]No tienes porqué sentirte culpable. No fue culpa tuya.
-Tuve que haberme quedado con ustedes... eran... son mi familia.repuso él poniendose de pie delicadamente.
-No de sangre.-aclaró su padre.
-Pero lo eran...y... y yo...- vaciló, si seguía su voz se quebraría y no podría controlar sus sentimientos.
-Continua.-incitó el hombre.-Vamos. Si eres hombre ¿no?

Apretando los puños e intentando controlarse a pesar de no poder, habló.

-Ustedes son mi familia... y yo... yo los abandoné cuando me necesitaron... pude haberlos salvado, pude haber hecho algo y...- su voz se quebró y un espantoso nudo en la garganta le estaba impidiendo hablar.-No merezco su perdón, no merezco estar aquí.
-Ah...pero aquí estas.-
dijo el hombre con una sonrisa-Quizás tú mismo creas que no debas estar en este lugar, con nosotros. Pero estas aquí, eres la viva y única prueba de ello.
-Sí...pero...-
balbuceó ¿Desde cuándo vacilaba?¿Desde cuando se le rompía la voz? Debía pasar mucho menos tiempo con Danieve, definitivamente.

Su madre y hermana estaban junto a ellos ya. Su madre, al verlo, miró a su esposo y le susurró algo. Éste le respondió de inmediato en igual forma. En tanto, la niña, Selene, lo miró.

-¿Estas llorando, hermano?-preguntó ella con ojos grandes y preocupados.

El vampiro la miró y se llevó las manos a la cara. Su tacto sintió indiscutidamente el agua que recorría en gotas sus mejillas blancas. Más lágrimas tardaron en caer, el intentó controlarse, detenerse. Miró a su madre, alarmado.

-Esta bien, Korah... llorar de vez en cuando hace bien...-dijo ella con gesto de querer acercarse para consolarlo, no obstante él se alejó. Conocía lo que le sucedía cuando se sentía débil.

Dio unos pasos más atrás, cuando sintió que ya no pudo moverse. Indiscutidamente, al intentar hacerlo, cayó hacia delante, arrodillado. Se dio vuelta para ver sus pies, una gruesa capa de hielo comenzaba a cubrirlo en un intento por protegerlo de lo que le producía ese sentimiento de debilidad. Si no se le acercaba, estaría bien, se razonaba el organismo del vampiro.

-¡Hermano estás cubierto de hielo!-exclamó inocentemente Selene al verlo-¡Qué alguien lo ayude!-gritó mirando a sus padres.

Su madre se acercó a él y se arrodilló para poder hablarle bien, a pesar que ahora la cara del vampiro estaba cubierta de hielo.

-No tienes que sentirte débil por vernos, Korah. No tienes que sentirte culpable ni mal por lo que nos ocurrió, no fue tu culpa..- le dijo la mujer. La única a la que él le tuvo miedo por siempre saber lo que le sucedía o sentía- Eres un buen muchacho. Lo has sido siempre y confiamos en que lo sigas siendo... Nosotros siempre estaremos orgullosos de tí y te estaremos esperando con paciencia.-continuó ella, mientras distiguía con claridad como el rostro de su hijo estaba lleno de lágrimas que no dejaban de fluir de sus ojos.

¿Por qué esa mujer podía desifrar lo que le atormentaba y calmarlo? ¿Porqué ella sabía lo que le pasaba? ¿Porqué podía leerlo tan fácilmente? Aún y todo seguía sintiendose débil.
Unos rayos de luz que atravesaba el hielo que cubría al vampiro empezaron a intensificarse para intentar protegerlo.
La mujer se tapó los ojos, pero alcanzó a decir algo más antes de que la vista del vampiro dejara de notar algo que no fuese esa luz.

-¡No estas solo! ¡Personas de la familia, que llevan honradamente nuestro apellido siguen caminando por el mundo de los vivos!-gritó la voz de la mujer.

La molesta luz nubló su vista y cerró fuertemente los ojos. Cuando los pudo volver a abrir, se hallaba en esa oscuridad, en aquella oscuridad en donde no sabía para donde ir.
En un principio, quiso volver, quiso volver porque ahora tenía preguntas para hacerles. Pero entendió que no volvería a menos que entrara de nuevo por aquella puerta... y eso, Fausto no se lo iba a permitir.
Se llevó las manos a la cara y borró todo rastro posible de llanto. Finalmente, se puso de pie. Intentando controlar sus sentimientos, intentando volver a tomar el control sobre él mismo de nuevo.
Transcurrido un tiempo, ya se sentía mejor, aunque con más preguntas. Comenzó a caminar hacia donde le parecía la salida y cuando se dio cuenta, esa puerta ya estaba frente a él. La abrió y salió a la sala donde estaba Saya.
Miró a la pequeña y no le hizo ningún gesto. Buscó a los demás con la mirada, pero no los encontró. Miró hacia la salida y allí estaba Fausto obstaculizandoles el paso a los que no habían ido. Con cautela, se acercó a él y salió a la sala.
Realemente no supo de cómo vino o de qué lugar salió, pero un ser se le abalanzó encima y lo abrazó. Cuando Korah se dio cuenta de quien era, Danieve no se despegaba de él.

-¿Qué te pasa?-le inquirió algo extrañado intentando apartarla. Ella levantó la cabeza y lo observó
-¿Estas bien?-
-¿Eh?-
desconcertado era una palabra muy corta
-Es que hace poco... uno de los que se quedó fue a buscar a Isil y cuando volvieron..ehm,...-Danieve hizo silencio, no sabía como explicar aquello sin quedar como ignorante frente al resto de los presentes, quienes evidentemente, no se sorprendieron al ver al hombrelobo-En fin... me preocupé por ella, pero la clase aún no termina y creo que no nos van a dejar salir... ehm... y... y también me preocupé porque algo te haya pasado.
-Soy demasiado fuerte como para que algo malo me suceda-
le aseguró, mintiendo completa y descaradamente.
-Ah...- musitó Danieve separándose-Bbueno... Lo siento.- se disculpó bajito. Korah la miró y ahogó una risa.Llevó una de sus manos a la cabeza de la chica y le desordenó el cabello.

Realmente esperaba que ella no tuviese que enfrentar la muerte de ninguno de sus familiares nunca. Danieve no iba a poder pasar la prueba, pensó Korah.
Con que había más Athanas en el mundo, aparte de él. Encima uno que tenía poderes, como él. Korah sonrió vagamente, el profesor le había simplificado una búsqueda que surgió hace pocos minutos.
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Mensaje  Evil_Marionette Mar Ene 27, 2009 6:56 pm

-Si…dejas de ser tan frágil-murmuro sin sentir esas palabras realmente, lo veía tan claro cmo sus manos, su rostro similar pero un poco mas acabado que el del joven eterno, sus ojos con una tonalidad verde olivo que alguna vez tuvo en su infancia, su altura unos centímetros mas abajo que la de su hijo.
-puedo abrazarte-pregunto dudoso el hombre que le dejo cuando aun empezaba a abrir los ojos de su infancia-te has vuelto un hombre muy fuerte Mihael.

-No como quisiera-musito sintiéndose extraño ante la calidez que despedía le cuerpo de su padre, no era similar al de un humano cualquiera, además de que se sentía bien, no era como cuando alguien lo tocaba era algo que nacía en su interior y lo sentía muy bien-no sabia que esto se debía sentir-


-es por que yo nunca te lo hizo sentir desde la muerte de tu padre- se escucho una delicada vos a su espalda, que lo hicieron apartarse, con los ojos realmente sorprendidos de oírle. El rostro de su padre que lucia radiante, asintió levemente para que la recibiera.


-Lo siento Amor-dijo al encararlo una hermosa mujer de cabello rubio ondulado que caía con hermosura estridente por su espalda, era una belleza exuberante digna de su antiguo empleo, mismo que le llevo a la tumba, aquellas palabras sonaron como el peor grillete que pudiera jalar su vacio corazón, causando sensaciones en su interior como una tristeza infinita, y ansiedad en los ojos que pronto se le nublaron, cubriéndolos por lagrimas, que el pensaba inexistentes-No viví para criarte, solo te engañaba amor, pensaba que si trabaja así duro podría conseguir comprar tus medicinas para curarte

-shh!-callo sus labios con sus finos dedos de marfil, ahogándose entre el sentimiento que guardaba desde que fue humano que le cortaban el habla afectando su garganta y aturdiendo sus sentidos, al tiempo que la estrechaba a su pecho-hiciste lo que podías, no importa como pero viviste para salvarme aunque eso te causara la muerte- titubeo en decir la siguientes palabras, sintiendo los dedos de su madre en su rostro, los cuales le limpiaban las lagrimas-y fui el responsable de su muerte-

-Todos padres, harían lo mismo que nosotros, al amarte tanto, mi bello hijo-besos sus manos y se coloco en un lado de su esposo aquella rubia y frágil mujer que se sostenía- No tenemos nada que perdonarte, lo haríamos una y mil veces por ti, eres carne de nuestras entrañas, fruto de nuestra amorosa unión, y te amamos muchísimo-

Esa voz la conocía, era aquella que le decía que debía correr y abrazarlos por ultima vez y regalarle una de sus deslumbrantes sonrisas, no las vampíricas si no una sincera una realmente natural y así lo hizo al tiempo que ellos se desvanecían el musitaba “Los Amo”.

Pero el retrato de su antigua casa se trasformo en un borrón de luz que lo guio a otro lugar, unas ruinas donde al final aun se vislumbraba una gran cruz, la cruz de Saulo, causando un gran impacto en su forma de ver.

-Acaso…

-Mihael-escucho nuevamente su nombre a su espalda, causando una gran ansiedad y deseos de voltear a ver al sacerdote que siempre le cuido, protegió de otros niños que lo celaban por su constante atención, los juegos, pero el temor lo invadió, paralizándolo como si fuera lo mejor.

-Dejaste crecer un poco tu cabello-musito el buen hombre de sotana hasta la altura del hombro del joven alemán que corrió su rostro al lado contrario de donde se encontraba.

-Por favor Padre no se acerque, no debe verme-camino uno pasos, pero fue detenido por el hombre que no parecía en lo mínimo perturbado.

-es verdad ese día morí, pensando que tú también lo hiciste, dando por hecho que serias uno de los más cercanos al Señor, ya que tu alma

-Mi alma se condeno esa noche padre, no merezco siquiera que me mire, soy indigno-agacho su cabeza consternado el castaño, pasando sus dedos por el desordenado cabello, sintiendo una oleada de inseguridad y fragilidad.

-Así lo crees, crees que un ser por tener una segunda oportunidad como tu la tienes esta condenado al infierno, acaso has cometido un

-No!-salto de inmediato, mirándolo a la cara, misma que se notaba inmutada, apacible radiando una paz que siempre tuvo, así como la paciencia para cuidarlo, era la tercer persona mas importante en su vida y la que mas le había regalado-Pero mire me, ya no soy humano, bebo sangre, soy un demonio que en ocasiones se ve tentado en tomar la vida que solo le pertenecen a el-señalo con furia al cielo, estaba descontrolado, tenia vergüenza de ser quien era a pesar de todo lo que ofrecía.

-yo debí haber muerto por mi corazón débil, por que así lo quería…

-Nadie sabe como es que actual, tal vez tú tienes una misión aquí y aun te falta descubrirla, tal vez este sea tu verdadero camino…

-Claro un demonio con alama de humano-expreso con sarcasmo el oji bronce.

-Tienes sentimientos, puedes detenerte cuando la tentación es mas grande que conciencia- le observo vacilar pero no de dijo nada-Sigues siendo una creatura de nuestro señor-rio un poco-solo un poco particular-sostuvo su mano entre las suyas, regalándole la esperanza que siempre guardaba, confiando en que sus últimos respiros tenían un significado.

-Tienes una vida que vivir, no importa cuanto tiempo, pero no te hostigues en eso mi estimado alumno, tienes una razón por la que estar aquí-musito palmeando la mejilla del alemán que no entendía-Que se vea Fuerte por fuera no significa que no sea solo una coraza de fragilidad que necesite de ti-

Noto como la figura de ese anciano se empezaba a esfumar frente a sus ojos a si como el lugar donde también había crecido, creyendo que su vida no duraría mucho, cosa que era irónica. El lugar regreso a su anterior oscuridad, pero la puerta era visible, no era la misma o al menos así lo asimilo.

Aun tenia dudas acerca de su alma, y si que tenia una, pero una cosa era cierta tenia sentimientos, las lagrimas que ahora solo eran humedad en sus mejillas eran una prueba que aun existía algo de calidez en ese recipiente hermético, mas no sabia si estaba listo para que los demás se enteraran.

Miro al profesor ansioso recibirlo con la ceja levantada, el solo le sonrió y paso por un lado con las dudas acerca de si, pero con la tranquilidad que en su anterior vida causo un gran conflicto.

-No se preocupe profesor, la muerte y yo nos llevamos bien-sonrió con naturalidad, anticipando las palabras del rubio, aquella pregunta era innecesaria ahora.

Sus compañeros se veía tensos o expectantes , Aleix limpiando su rostro que aun estaba manchado de carmín, los últimos chicos Danieve y Korah pendientes de los que salían, como simple curiosidad o tal vez preocupación por lo que podían vivir, haya adentro, también están el joven chino Fei quien le regalo una confortable sonrisa que pudo devolver con facilidad, sin importar que las lagrimas decían que algo pudo pasar para que brotaran, a su lado la joven francesa que parecía un poco perturbada.

-No siempre son agradables los encuentros con los muertos-musito colocándose aun lado de Aleix, quien lo miro tranquilo por decirlo de alguna manera.

Miro desconcertada a su madre, que no dejaba de arrullarla como a un pequeño, besaba su frente y cabello tarareando una melodía lejana en su mente, pero presente en sus dedos que en ocasiones interpretaba cuando el abatimiento de estar incompleta le recorrían, pero los brazos de su madre eran medicinales, el dolor de cabeza parecía disiparse, se sentía en una burbuja realmente reforzada, donde ni el peor demonio podía destruir.

-Mary tienes que encontrar a Daly, tienes que salvarla-musito con el rostro preocupado, conmocionando a la joven quien no recordaba ese nombre.

-Daly, de quien me hablas, mi hermano se llama Gabriel, es el único motivo que me tiene en Europa y no huyendo como la fugitiva que soy-no podía apartar su mirada de los desiguales de su madre que solo negó y acaricio su mejilla aun limpiando sus lagrimas que no dejaban de brotar.

- Dailin tu otra mitad, sálvala de las tinieblas-musito casi en susurros como si alguien mas estuviera en esa habitación-Marion tienes que irte-

-No quiero, aun no se, que paso contigo, Dailin y…

Pero su madre negó, al tiempo que Elle Blackwood aparecía ayudando a la joven mujer a levantarse confundiendo aun mas a Marion, le decía algo al oído realmente preocupada, al tiempo que los ojos de la mas joven pasaban a Marion desapareciendo de golpe, junto con todo lo demás al tiempo que Marion gritaba intentando detenerlas, al tiempo que caía al suelo y veía la puerta a su frente al tiempo que alguien la abría.

No deseaba levantarse, su cabeza estaba hecha un torbellino y las dudas eran aun mayores que antes, las preguntas aumentaban.

- ¿T e hiciste daño?-pregunto la voz grave del rubio, que intentaba ayudarla a salir de la oscuridad, pero ella solo bajo sus gafas y mordió su labio inferior sin responder.

-No-dijo secamente sin que sus lágrimas dejaran de correr-Quiero…-

Suspiro el doctor y le dio unas leves palmadas en su hombro, notando su intento por hacerse la fuerte.

-Solo por esta vez, levanto el castigo de los chocolates, por favor no lo repitas-expreso con una dulzura que hicieron temblar a Mihael, quien se pregunto que pudo haber visto la joven titiritera como para que su estado llegara a ese punto, la miro acercarse le.

-Puedo pedirte otro favor -musito con la voz completamente afectada, realmente frágil e indefensa.

El joven la miro extrañada, pero asintió no entendía lo que pudo pasar por aquella puerta, pero escuchaba el dolor en su voz, sumándose por una extraña confusión.

-Puedo darte un abrazo-musito casi en silencio sin subir su cabeza, extrañando al interpelado por la extraña petición de la pelinegra quien no espero la respuesta y se aferro al castaño quien no sabia que hacer al escuchar sus sollozos a lo bajo.


Última edición por Evil_Marionette el Sáb Jun 20, 2009 6:48 am, editado 1 vez
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Mensaje  Yumire Sáb Ago 01, 2009 3:41 pm

Era un hecho, el nigromante le infundía cierto miedo a veces. Y esa era una de aquellas. Y dado que era la primera vez que entraba en esa habitación de luces purpuras y veía esos túneles extraños y oscuros, era normal que tuviese un poco de miedito.

El conejo parecía más asustado que de costumbre, pues también aún recordaba lo que ocurrió la primera clase. Y claro... cómo olvidarla, aquel día era inolvidable. Jugando nerviosamente con sus manos, miraba los túneles y como Utah, Mihael, Matsu y Kaili se perdían en la penumbra. Luego, su vista deambuló hasta la figura del vampiro griego. Aún y con aquella pelea en la fiesta de bienvenida, habían intentado hacer como si nada hubiese ocurrido, pero aquel disgusto casi nato que la ojinaranja poseía por Rebeca eran imposibles Solo bastaba con verlos cerca uno del otro para sentir como una estaca se le clavaba en el alma. Y lo peor es que sabía que muchos de sus compañeros lo podían, sentir. Y lo curioso era que la chica podía llegar a caerle bien... mientras no estuviese cerca de Korah o hiciese un comentario refiriendose a él. Danieve varias veces habia intentando entender por qué se sentía así cuando los veía cerca, pero sólo ganaba dolor de cabeza y cierto leve mal humor.

-Nos vemos a la vuelta.-había escuchado decir al Koala antes de desaparecer en uno de los túneles. Por unas milesimas de segundos, sus vistas se cruzaron y ella ebozó una pequeña sonrisa a la que el Koala respondió con un gesto con la mano, como despidiéndose.

Danieve sabía que áquel saludo no era sólo para ella y por eso no podía sonreír completamente.

El Conejo, entonces cerró los ojos, tomó aire y enfiló hacia el primer túnel que vio, no muy decidida.

* * *

Por más que sea la segunda vez que estaba allí, no quería decir que se sintiese cómodo caminando por esa oscuridad que cada vez absorbía más y más la luz. Era una sensación desagradable y quería que se terminara lo antes posible. Korah recordaba perfectamente la clase del contrato de protección, pero no tenía ni la más pálida idea de como hacer que le juren lealtad. Supondría que se las arreglaría en el momento, quizás.

Siguió caminando y caminando hasta que vio una extraña luz azul levitar a mitad del camino, era como una esfera de luz azul cuyo centro era más intenso que el resto. Korah no pudo evitar fruncir el ceño ¿Qué demonios era eso?

Pronto lo supo y no le gustó nada.

* * *

Y ella se quedó sola. Sola con su alma y con un mal presentimiento dentro. La castaña suspiró y comenzó a caminar con cierto temor. No supo exactamente cuando todo se volvió pura oscuridad pero sí se sorprendió con aquella luz b que le obligó a cerrar fuertemente los ojos. Los mantuvos cerrados durante un tiempo, hasta que sintió un viento suave mover sus cabellos y correr por sus piernas Abrió llntamente los ojos y para su sorpresa se encontraba frente a las puertas de un instituto que ella bien conocía, no era el Hajime, por su puesto que no. Aquel aire a pasado a recuerdo le provocó escalosfríos.

-¿Qué hago en Japón si hace unos segundos estaba en Irlanda?-
se dijo en voz alta.

Sus ojos bien abiertos miraron con sorpresa como varios alumnos pasaban a su lado, usando el viejo uniforme que ella también había usado en épocas pasadas. Aquella pollera tableada negra, con la camisa blanca y un chaleco negro con el escudo del instituto, y ni hablar de esos zapatos negros y las medias de tres cuartos de igual color que le causaban calor y comezón en los días de verano.

-¿Qué...?

Pero su sorpresa no finalizó ahí.

-Ohayou! (Buenos días) -
el saludo de una chica la dejó sin habla y con los ojos abiertos.

No. No podía ser cierto.


-Dan-chan! ¿Cómo estas?- una chica de cabellos castaños y mirada perspicaz, parecía una chica bastante feliz y alegre, con una voz bastante chillona.

No debía ser cierto.

El conejo abrió los ojos, dio media vuelta y comenzó a correr lo más rápido que sus pies, pero por más que intentaba, no podía moverse.

-Mitsuru-chan ¿Qué te pasó? Estas muy alegre...-
comentó timidamente la voz de la propia Danieve, para su horrenda sorpresa.

Fue entonces que se dio vuelta y vio allí a ella misma, un poco más de un año y seis meses atrás, con aquel cabello largo atado a dos coletas y esa sonrisa casi inamovible de su rostro. Aquella alegría que luego le causaría dolor.

El conejo tragó en seco al entender cuál sería su papel allí.


* * *

La luz tomó forma, una figura estilizada de un joven pelirrojo vestido al estilo de varias décadas atrás. Llevaba traje un negro, resaltando una corbata azul fuerte, unos zapatos negros brillantes, un bastón elegante y un monoculo sobre el ojo derecho.

-¿Por qué nos mentiste sobre tu nombre?

Fue la pregunta envuelta en una voz de tintes dulzones. Korah frunció los labios y miró al hombre con seriedad.

-¿Por qué me dijiste que era tu primera vez en Londres si te conocías cada calle y cruce?

Inquirió apoyándose sobre su bastón de manera socarrona y se acercó unos pasos al inmóvil Koala

-¿Por qué nos dijiste que no conocías a Anna Lucía?

Se relamió los labios antes de mostrar una limpia hilera de dientes blancos.

-¿Por qué no me dijiste que no eras como yo?


Finalmente, Koala caminó unos pasos y de manera nada agradable, le arrebató el bastón, produciendo que el joven perdiera el equilibrio y cayera al suelo. Aún así, no sacó su cara de idiota. El vampiro entonces lo miró de lado, como dudando

-¿Eh, Korah?- insistió el otro con su sonrisa, en un principio, el propio vampiro se sorprendió que lo llamara por su nombre.-¿Por qué nos mentiste, si nosotros confíabamos en tí?
-¿Qué haces aquí si estas aún vivo, Phinnie?-inquirió él con gravedad, aunque en el fondo, solo estaba tan aterrado como el Conejo
-Ah... no me sorprende... no me sorprende, realmente...-dijo negando con la cabeza "Phinnie", bastante despreocupado- ¿No te enteraste? Nunca salí vivo de esa casa, Korah...

El vampiro entre abrió los ojos sorprendido.


Última edición por Yumire el Jue Ago 13, 2009 10:20 am, editado 2 veces
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Mensaje  Evil_Marionette Miér Ago 05, 2009 3:15 pm

Las clases del doctor huesos no eran propiamente sus favoritas, aunque extrañamente le agrado la idea del contrato con el guardián, le recordaban las historias que su tío a quien había visto por primer vez en su vida encontrándolo realmente encantador. Quien le había narrado como su padre había sellado su contrato con una especie de creatura helada con mucha facilidad su nombre era si mal no lo recordaba Mateus, así como la chica de apodo diamante lo había hecho de una forma muy particular con un de nombre Deidan Kiom; escuchar sus historias de jóvenes era particularmente interesantes.

Suspiro apartando esa imagen de su mente, tenia que aferrarse al ahora y no al pasado todo lo que estaba por ver podía ser o no verdad, solo tenia que ser fuerte y no dejarse llevar por sus emociones esta vez, si lo lograría … solo dependía al cien porciento de ella; dio un pequeño paso hacia delante ciertamente intentando envalentarse.

-Andando puppenspielerin- alentó el vampiro Alemán quien se adentro en su túnel como si aquello no le importara en lo más mínimo.

-That is courage-trago duro caminando grandes zancadas al que suponía seria su túnel mirando por ultima vez como Giro e Isil se despedían, así como Saya miraba indecisa el seguir,- ¡Animo!- exclamo con una sonrisa de oreja a oreja, al tiempo que veía como uno de los nuevos negaba con ademan seguro.

-Muchos no lo necesitamos pequeña, pero igual gracias linda-inquirió con confianza al tiempo que le guiñaba el ojo izquierdo, sin que hubiese respuesta de la chica que solo dio de zancadas hacia su túnel.

Dudando un poco al tener el tirador frente de ella, el cual solo jalo de golpe al tiempo que en su rostro se dibujaba una mueca de sorpresa.

------
Por otro lado Mihael caminaba apacible por el oscuro lugar del cual en ocasiones se despedían luces de distintos colores que iban de un lado a otro, figurándose luciérnagas, pero lejos de ser insectos eran animas encaminadas a un camino distinto que el del chico de eternos diecinueve años, quien metió sus manos en sus vaqueros.
Se supone que tengo que ver algo en especial o solamente caminare por esta vereda hasta que me tope con algu…
Sus pasos se detuvieron repentinamente, frente a el se encontraba una femenina figura de cabello castaño, que lo hicieron abrir los labios para decir algo pero de el no pudo salir algún sonido.

-No creí verte tan pronto-expreso la mujer de ojos olivo, con una voz de sirena, la cual estremecieron al joven que miro hacia el piso encaminándose hacia ella.

-Me alegra verte.

-De verdad te alegra verme-inquirió con desdén acercando su rostro al del vampiro, rompiendo peligrosamente la distancia entre ambos labios,-No lo creo- susurro corriendo su rostro a su oído al tiempo que pasaba su mano por el rostro sorprendido del chico quien no entendía la forma en que actuaba la joven.

-Sabes bien que Danielle hizo su vida a lado de ese semi demonio…

-En realidad no me interesa eso tampoco-inquirió con petulancia, caminando hacia el interior de la luz, imitándola Mihael que no entendía la actitud de su antigua compañera, se sentía ansioso por encararla después de tanto tiempo, tenia tanto que contarle…

-Compre hace tiempo una esfera, de esas que tanto te gustaban guardar siempre que cambiábamos de cuidad, es linda y hechiza, parece que las personas originarias de esta cuidad son bastantes hábiles con esto-trato de seguir con la platica pero ella solo volteo sin detenerse dedicándole una media sonrisa, que relajaron medianamente al chico,-Aun recuerdo cuando nos quedábamos mucho mas tiempo en las zonas nevadas que en otras, en donde te gustaba sentir la nieve sobre tu rostro, mientras me jalabas a hacer lo mismo a sabiendas que yo no era partidario del frio.

-Nos comportábamos como unos críos-expreso con cierta nota nostálgica la joven que no se detenía ni por que el panorama empezaba a cambiar, justo a un oscuro bosque, el cual Mihael conocía, con dolor pero le conocía.

-Plitvice, Zargeb- fue todo lo que pudo decir ante el verdor y las incesantes cascadas que casi graciosamente a su alrededor, con toda esa hermosura de colores en sus aguas, ese lugar significaba tanto para el.
Fue cuando Ella lo volvió a encarar pero con la diferencia que su rostro mostraba un rostro enfadado, un muy extraño en la vidente nata.

-Mihael me condenaste-expreso con una nota elevada sin que el vampiro volviese a entender.

-¿De que hablas?-intento acercarse para tocarla, pero ella solo se corrió aun con ese ademan enfurecido.

------
La oscuridad y la lejanía de la cuidad gótica vislumbrada en aquel enorme lago que se apreciaba completamente desde el puente de San Carlos, le indicaban que esta vez la memoria o el espíritu que vería tal vez no seria el mas acuerdo a un abrazo o un mimo que solo causaría dolor por su perdida.

Era sin duda una de las mejores ciudades por las que había cruzado antes de llegar a Irlanda y sin que ella lo hubiese deseado, había tocado las tierras checoslovacas como ultima opción de distracción. Ya que durante su estadía en Bielorrusia uno de los cazadores le había tocado los talones, a decir verdad uno de los mas astutos, ya que seguir el patrón que ella trataba de trazar para desviar atenciones; esta mujer parecía adivinar cada paso que daba, acorralándola al punto inaudito.

Empezó andando por aquel majestuoso puente sin saber que le esperaría, pero sin duda en cualquier momento vería algo no muy agradable.
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Mensaje  Evil_Marionette Dom Nov 29, 2009 5:22 pm


-Condenaste mi alma, ¡No entiendes el significado de esas palabras!, acaso la vida moderna ya te…

-Hiciste un sacrificio eso no es posible, eso debía se…

-Pues no lo fue, el sacrificio que tontamente hice fue para que tu pecado fuera borrado, para que la sangre que derramaste no manchara tu “Preciosa” y pura alma. Pero el resultado no fue otro que mi condena, arder eternamente en las brazas del infierno como el demonio que somos.

-Dios no castiga, ni permite la transmigración de pecados, cuando me llegue la hora entonces yo pagare por la sangre inocente que asalte, no se por que me dices esto-negó contrariado,-realmente no lo entiendo.

-¡Deja de fantasear en un paraíso Utópico!, nosotros los vampiros no gozamos de las mismas ventajas de un humano, somos demonios bebedores de sangre que pese a que lo disfracemos con tomar la de los animales, seguimos siendo algo que no debería existir-exclamo aun con la nota colérica al tiempo que describía con sus ademanes.

-No lo hago, solo repito las palabras que juntos labramos durante los años en los que viajamos, no somos animales tal vez no debemos existir, pero-se detuvo un momento y pensó en todo lo que había visto desde su llegada al hajime-tenemos una razón para nuestra existencia, si seguimos el mismo camino que cuando huma..

-¡Ya cállate!, eres demasiado fantasioso, después de la muerte no existe mas que un solo camino para nosotros-expreso con una risa sarcástica sin bajar su mirada de la oro de el que solo negaba ante las palabras, no podía concebir a su compañera como un ser lleno de rencor cuando antes siempre le presto un hombro en el cual sostenerse. Camino hacia el lenta y sigilosamente como si lo asechara, su rostro como el de nunca, sus ojos entornados a el con una nota de furia contenida que cavilaban en el frenesí de una bestia ese del cual temían llegar muchas veces ellos, por miedo a que se “terminara” la sangre y volverse rabiosos. Trayéndole viejas memorias que pensaba muertas o ocultas en lo más profundo de su cóncavo ser, aquellas que se llevaron acabo justo en ese lugar hacia bastante tiempo.

-Tal vez necesitas mi ayuda, para saber lo que es el sufrimiento del ardor de la brazas que escosen por siempre tu piel, sin verte realmente quemado pero si lo sientes como te destroza, no se asemeja para nada al momento en que fuiste abrazado-dijo con extraña voz innata en ella, palmeando el pecho del joven que no podía hablar sin querer traerla hacia si y negar todo lo que estaba diciendo; estaba ciertamente desconcertado.

La briza que soplaba gracias al rio y cascadas era real, se sentía como las gotas de roció se pegaban sin inhibición a sus pieles, la de ella tan pálida y aquellos ojos de un color tan hermoso, vivido que le caracterizaban se podía percibir perdido era como si esos ojos no le pertenecieran, como si esas manos tan delicadas que en su momento sostuvieron el rostro del caballero para besarlo solo eran las garras de un animal herido, sin olvidar esos labios que siempre se abrieron para el en pro de amarlo incondicionalmente sin que el lo hubiera pedido de aquella forma haciéndolo aun mas culpable, solo era una mueca o vertura entre los músculos de su rostro en el que se perfilaba su faz.


-¡Por que simplemente no lo entiendes!-volvió a exclamar imperativamente casi en un gruñido, aferrando sus manos a la camisa del chico que solo abrió nuevamente sus labios para decir solo viento.

----
Las calles medianamente iluminadas por las luces de los departamentos, pero con un silencio mortuorio simulando un pueblo fantasma, recreándole sus peores miedos, mismos que hacían que una corriente eléctrica le recorrieran todo sus ser, sin poder evitar abrazarse a si misma; caminaba por una de las calle que tenían al rio Moldava como vecino donde tenia una proyección en el mismo gracias a las curiosas formas que se proyectaban con las luces internas del lugar, la bruma era medianamente espesa mas no lo suficiente como para no dejarle que había en cien metros mas, aunque en realidad no tenia deseos de saber que se encontraba mas haya de sus narices.
Avanzo a paso lento mirando todo a su alrededor a sabiendas de que encontraría, pero desconcertada de por que justo allí tenia que haber desembocado.


“tranquilízate, que con asustarte no ganaras mas que no poder concluir el ejercicio” se reprimió tratando de relajar los brazos, pero solo pudo bajar uno y el otro simplemente mantenerlo sobre del otro aun protegiéndose si misma. No tenia caso correr si no sabia por donde lo enfrentaría, mordió su labio inferior continuo por la calle empedrada prestando atención a todos los sonidos que pudieran percibirse; el agua que oleaba ante la brisa gélida que soplaba, la hojas que se rozaban las unas con las otras y el crujido de la tierra que se pegaba ala suela de sus botas, todo con demasiada claridad crispándole aun mas los nervios.

“Eres una paranoica” expreso con una risa nerviosa mientras se despejaba los cabellos de su rostro, sin esperar ver una sombra pasar detrás de ella y sus claros pasos que se alejaban, poniéndola aun mas alerta, intentando seguir la dirección del sonido, pero fue irónico ya que nuevamente pasaron por detrás de ella solo que esta vez mofándose de la morena que solo miro en la nueva dirección con los ojos desorbitados confirmando por si le quedaban dudas de quien se tratara.


“me cae mal, por que la tengo que ver a ella, no tengo suficiente con la Bitch, acaso” pensó mirando hacia todos lados, encontrándose nuevamente con el silencio mortuorio de la cuidad gótica que no ayudaba mucho,-sus edificio viejos que daban la impresión de cubrirte o empalmarse sin importar que estaban el uno frente al otro, eran inmensos ante la ilusión óptica que se había creado la también inglesa. Se siguió aun con lentitud por aquella larga calle, sintiéndose observada por alguna ventada de aquellos apartamentos, sintiéndose a merced nuevamente del cazador como si estuviera recreando una escena, donde por impulso ella empezaría a correr, si mirar atrás pero escuchando como le pisaban los talones, el viento era cortado por su rostro, sus piernas que empezaban a sentir la picazón de los músculos inactivos por un tiempo y su garganta que empezaba a secarse ante la necesidad de pasar el mayor aire para alcanzar a llenar sus pulmones, sin desear darle frente por que podría causar conmoción que la meterían en mas problemas; se detuvo al final de la calle escuchando los vehículos pasar con la velocidad permitida en el centro de una cuidad así como la decisión de darle fin, pero sin poder moverse como si su mente solo lo recreara gracias a los sonidos que percibía solamente, sus ojos mirando a un punto fijo en la nada y escuchando los pitidos de los automóviles ante la imprudencia al tiempo que escuchaba su propia risa, una fuera de si aunando el sonido estrepitoso de una camión al impactarse con algo y los muchos gritos de terror ante ver aquella escena que era cortada de tajo ante la nueva ausencia de sonido que la hizo retroceder, tragando duro.


-era mi vida o la tuya… tu lo provocaste.. ¡Tu me querías matar!-grito la morena al centro de aquella calle desolada, esperando escuchar la risa enferma de su cazadora que no tardo en mostrarse tan segura de si misma, con aquel andar felino y porte peligroso.

-me has extrañado, nena-inquirió ladeando el rostro con aquella sonrisa retorcida-has soñado conmigo desde ese día, o todas las noches me presento.


- estas muerta, ya no puedes hacer me mas daño del que ya me hiciste-inquirio negando la joven que empezaba a ponerse nerviosa, aun mas.


-hacerte daño, pero de que hablas si fuiste tu la que me dio el golpe de gracia, en la balanza tu ganaste, usurpadora de nombres-expreso caminando sigilosamente hacia ella.

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Fausto VIII Empty Re: Fausto VIII

Mensaje  Yumire Mar Dic 01, 2009 4:23 am

Danieve se vio torturada a acompañarse por aquellos pasillos blancos, tomar una clase que no recordaba, ni le interesaba y soportar aquellas conversaciones casuales con su antigua amiga. Ella no podía creerlo. Se veía todo el tiempo con aquella sonrisa en su rostro, ese rubor, esos ojos que brillaban contentos de poder estar allí y tener aquellas amigas.

Cerró los ojos, se tapó los oídos, intento huir, pero nada le era posible. La angustia trepaba por su garganta segundo a segundo, viendo como faltaba poco para que lo inevitable sucediera. Después de todo, ya le había confesado en el almuerzo, el "amor" que sentía por su compañero de clases, Shirayama Hiroki. Pudo notar, en esta ocasión, como los labios de Mitsuru se fruncieron al enterarse de la noticia. Pudo ver aquellos ojos que reflejaban disgusto.

¿Por qué no sé dio cuenta antes de ello? Ah, sí... no había estado atenta ni concentrado en ello esa vez. Además ella había pensado que Mitsuru la apoyaría.

Qué inocente.

En aquel momento, no obstante, se encontraban todos en educación física, Danieve del pasado se las había apañado para quedar última en el salón. La verdadera, observó con rostro de horror como su otro yo caminaba hacia el pupitre de Shirayama y ubicaba, debajo del banco el sobre blanco.

-no lo hagas... quitalo...- pidió ella mientras veía como la otra tenía un momento de duda.- Guardatelo, rompelo. Evita que lo lean... por favor...- pidió con un hilillo de voz.

Pero sabía que era inútil, pues si antes no le hizo caso, si antes no fue oída ¿Cómo lo iba a ser ahora?

Sorprendentemente, la Danieve pelilarga no llegó a desprenderse del sobre, apartó su brazo del pupitré los levantó y con fuerza dio un golpe en la mesa. Con ambas manos.

Danieve miró incrédula. Ella no hizo aquello la vez anterior...

-Por supuesto que no.- gruñó su otra yo de una forma que Danieve nunca hubiese hecho.

Aquella chica levantó su rostro y el mismo estaba deformado por una sonrisa endiablada. El Conejo dio un paso atrás, con sorpresa.

-No tiene sentido que pidas que no, que supliques que no se haga. Sabes bien... lo sabes.- habló aquella con tono de acusación.- Es tú culpa que todo esto sucediera. Es tuya y no vas a hacer nada para cambiarlo.
-Yo...- intentó articular Danieve
-Tú, nada.- interrumpió la otra- Eres débil e idiota. Demasiado despistada. No eres buena en nada, ni siquiera sirves en el Hajime. En tú patetica vida, nunca fuiste buena. Y nunca lo serás.
-Eso no...-articuló con la garganta oprimida por la angustia.
-¿No qué?- inquirió- Sabes que es así, tú misma lo sabes no eres buena ¡No sirves para nada!
-No sirves para nada.- otra voz hizo eco de las palabras de la otra Danieve. El Conejo miró hacia una esquina del, repentinamente, enorme salón. Sus padres estaban allí, los dos juntos, imperturbables. Su madre la miraba sin dejo emoción alguna, ella habló.-Nunca lo has hecho. Eres caprichosa y sumisa. El mundo te pasa por encima y ni siquiera mira atrás.
-Lo único bueno que hiciste fue irte. Las aves están más tranquilas desde que el terrible mounstruo se fue.- dijo su padre. El canario que antes no estaba posado en el hombro de él, cantó, como reafirmando sus palabras.

El conoje se encogió en el lugar, con el rostro deformado por la incredulidad y el horror. Esto tenía que ser una farsa. Esto no tenía que ser cierto. No podía. Pero todo... todo ahora se sentía tan real. Su corazón se oprimió con angustia. La castaña perdió el equilibrio y cayó al suelo, intentando no ver aquella sonrisa de cruel satisfacción en el rostro de sus padres, en el de la otra Danieve.

-Te hubieses quedado en Japón, vagando por las calles.- la voz fría de Shan llegó a sus oídos, él estaba un poco más próximo a la otra Danieve, a su izquierda.- Allá al menos te pueden tener compasión, acá te matarán. ¿Sabes? Le diré a mamá que estás aquí, ella se molestará y llamará a tus padres.
-No queremos verte de nuevo, preferiríamos morirnos.- hablaron con desprecio sus padres, como si respondiesen a las palabras de su primo- Mejor matenla. No es nuestra hija, nosotros nunca tuvimos una.
-Oh, bueno... entonces nosotros nunca tuvimos una prima.- habló Shan.

Danieve lo miró mejor, su mano sujetabla la de la pequeña y tierna Daina, Daina la niña con quien ella jugaba de más pequeña. No la que ahora estaba postrada en la cama.

-Sí, mejor así. Nunca la quise como prima. Es muy idiota.- su voz dulce e infantil , la voz que recordaba que su prima tenía cuando las dos eran pequeñas, hizo más daño que cualquier otra cosa.

Danieve se cubrió el rostro con los brazos, como si se esca inúltilmente de un posible golpe. El dolor de su pecho se hacía conforme más y más profundo. Le dolía más. cada vez. Cada segundo. ¿Qué podría ser peor que su familia?...

Se arrepintió con solo pensarlo.

La puerta del salón se corrió y Danieve alzó su vista, viendo a sus próximos verdugos. Tras ella los rostros de sus compañeros del Hajime aparecieron. Notó a Matsu, a Utah, a Beck, a Marion, a Mihael, a Korah al frente de todos los demás

-No sirve. Es una inútil. Nunca alcanzará a ser Könin, no llegará. Ella no es buena- dijo con desprecio la rubia francesa, luego pronunció algunas palabras en francés, unas que entonaban un claro desprecio.
-Sólo fui amable contigo porque me diste lástima-agregó Marion a penas Matsu terminó de hablar.- Demasia lástima dá verte no poder hacer nada por tus propios medios. Eres una inútil.
-Nunca vas a conseguirlo. Eres demasiado débil. No vas a ser fuerte jamás.-las palabras dichas por Utah parecían tener una nota de odio ácido y venenoso que le provocaba más dolor.

Beck sonrió y tomó de la mano a Korah, quien le devolvió la misma mirada maligna. La acercó más a él y la estrechó contra sí. La imagen de aquellos dos juntos, perfectamente juntos, ellos dos.

-¿Sabes, Conejo?- habló Korah- Me cansé de estar con vos. No quiero verte nunca más. Nunca me caíste bien, solo te ayudé porque me diste lástima ¿Cómo puede existir un ser tan débil como vos? Das asco. Hubiese sido mejor matarte y beber toda tu sangre la noche que te encontré. Debí de haberlo hecho, pero seguramente no sabes bien, con tan inútil que eres, debe ser porque tu sangre no es buena.

Aquella sonrisa con los colmillos sobresaliendo y esos ojos cargados de odio, completamente rojos.

Danieve cerrós los ojos con fuerza y se tapó los oídos con las manos cuando comenzó a oír el torrente de palabras que todos comenzaron a decir al mismo tiempo, diciendole lo inútil que era, que daba pena, lástima, que no servía., las risas y los comentarios sarcasticos, punzantes. Apretó con fuerza la mandibula antes de comenzar a gritar de dolor por ello, por todo lo que le decían. Por el miedo que sentia que aquello era tan real. Por todo.

* * *

Abrió los ojos ¿Cuánto tiempo había pasado? No lo sabía. Solo había oscuridad en torno a ella, tal y cual como al principio. Tenía miedo. Demasiado. Algunas lágrimas que no supo que tenía estaban corriendo aún vivamente por su rostro. El recuerdo de aquellas palabras, aquellos rostros... Todo le hacía mal. Demasiado mal. Lloró hecha un ovillo hasta que algo, comenzó a... ¿ronrronear? Sí... eso era. Había algo ronroneando. Era un ronrroneo intermitente, puesto que cada tanto hacia silencio, pero al poco tiempo volvía a hacerlo.

¿qué era? Danieve intentó hablar, abrió la boca y tras unos segundos logró articular algo más que un jadeo.


-¿Quién eres?-preguntó. Sólo hubo ronrroneos por respuesta.

No insistió demasiado, por más que la pregunta le hormigueara en la lengua, ella estaba demasiado cansada, demasiado "destruida" como para hablar. Aún sentía el nudo en su garganta, sentía la angustia escociéndole el alma. ¿Cómo es posible que le dijeran todas esas cosas? Ella no podía soportarlo. Nunca se imagino a aquellos decirle todo eso en la cara, con aquellas sonrisas malvadas dibujadas en su rostro ¿Qué clase de maldita prueba era esa? Fausto era demasiado malvado.

Ella no iba a pasar la prueba, no iba a poder. Después de todo, era verdad. Ella necesitaba ayuda para todo y sola, no lograba nada. Y no iba a lograrlo nunca. Pensó que rendirse iba a ser una buena opción, olvidarse de todo, dejarse estar. Quedarse ahí hasta que todos terminaran la prueba y la vinieran a buscar, si es que se acordaban de que ella estaba allí. Debía admitirlo, Danieve no tenía madera para estar allí, ella no daba la talla. Ése no era su lugar. Lo mejor era rendirse y olvidarse, retirarse, o dejarse morir. Dejando de lado que por momentos no podía ver ni su propia mano, el lugar era tranquilo, perturbadoramente tranquilo. ¿Y si se quedaba ahí hasta convertirse ella misma en un fantasma? Nadie la extrañaría.

Los ronrroneos siguieron por un largo rato, hasta que oyó unos pasos acercarse, sólo entonces pararon ¿Quién sería? ¿Quién más le diría lo horrible e inútil que era? La ojinaranja se dejó estar allí, hecha un ovillo sin ni siquiera tentarse a observar quién estaba esperandola. Quién sería su verdugo final.

-¿Danie-chan?- una voz que le costó reconocer, el paso de los años en el que no la había escuchado se le hizo enorme.-Danie...¿Qué haces ahí en el suelo? ¡Vamos, levantate! ¡Mirame! ¡Soy yo!

La aludida cerró con fuerza los ojos y se llevó las manos a los oídos ¿Qué palabras punzantes vendrían ahora?

-Vamos, no te hagas la chiquilina. ¡Mírame! No te voy a lastimar, te lo prometo, primita- era una voz demasiado dulce.

Ella entonces se permitió entreabrir los ojos y se llevó un susto enorme. Dejó soltar una exclamación para luego llevar las manos al piso e intentar ir hacia atrás, alejarse de aquella figura que la miraba con ternura.

-Da...Da...¡Daina!- exclamó con los ojos abiertos a no más poder.-¡No! ¡Alejate! ¡Aléjate!
-¿Huh?-
la muchacha de un año menor que ella ladeó la cabeza con su rostro dulce lleno de curiosidad y perplejidad-¿Por qué haces eso?

No era la Daina que vio momentos antes, no. No era esa chiquilla de cinco o diez años. Era su prima, su prima Daina de dieciséis años, la misma que estaba inconciente y postrada en aquella cama de hospital en Japón.

Era su prima, de cabellos negros largos y ojos claros. Era ella. La misma que había visto tantas veces en esa cama de hospital. Era la misma a la que le había hablado por largo rato sobre su día a día y era la misma por quién se preguntaba que timbre de voz tendría y que color de ojos tenía, pues se los había olvidado con tanto tiempo de no verlos ni oirlos.

-Danie-chan, soy yo... Daina.- llegó a decir ella, arrodillandose frente a O'Nash con rostro perturbado por la reacción de su prima.- No te voy a hacer daño.
-¡No deberías estar aquí! ¡No deberías! ¡No estas muerta! ¡No debe´rias estarlo!-
chilló la otra, histérica
-No estoy muerta.- negó Daina, entonces- Estoy acá para ayudarte...

Danieve se quedó en el molde y parpadeó, segundos luego se abalanzó contra su prima agarrandole de los hombros. Daina pareció asustarse, pero no se movió. Se miraron un largo rato, una con el rostro desencajado por la sorpresa y otro, espectante.

-Puedo tocarte...- musitó Danieve entonces.-Pero este es el túnel que conecta el mundo de los vivos con el de los muertos... si estás acá...

El rostro de Danieve se deformó hasta adquirir una mueca de horror...
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Mensaje  Evil_Marionette Vie Ene 15, 2010 2:45 pm

-ganar...-solo negó esbozando una risa nerviosa, sin querer sostenerle la mirada, escuchando como sus pasos se iba acercando cada vez mas a ella, misma que intentaba mantenerse los mas neutral posible para poder pasar este ejercicio-no me harás daño solo eres parte de un recuerdo, uno no muy grato.

-Eso crees pequeña, me encanta que pese a todo lo que viviste aun sigas pensando que las cosas simples y las palabras son como en los cuentos-expreso deteniéndose con aquel ademan engreído y mirada desquiciante que dejaban desvalida a Marion quien pese a que quería creer que ella era quien tenia el control la chica de falsa melena lila lo tenia y sin sudar una sola gota-eres patética...

La morena abrió los labios para replicar pero la chica japonesa ya corría hacia ella, con la decisión
de dañarla o así le pareció ya que no dudo ni un segundo en emprender una huida sin sentido en el que ella tenia las de ganar.

"Por dios ni muerta me deja en paz, ya si este es el ejercicio en este mismo momento tiro la toalla..

Ah!..-Grito la morena al detenerse de golpe ya que la chica que le perseguía estaba frente a si; ella intento retroceder mas bien se lo ordeno a su cuerpo pero este estaba paralizado ante la sensación antigua de ser perseguida y pronto capturada para ser devuelta a Japón donde volvería a ser presa. La mujer deslizo suavemente sus largos dedos por la mejilla de la britanicojaponesa sin dejar de envenenarla con la mirada siniestra de la que se podía esperar casi cualquier cosa.

-Crees que con huir, solo dar la vuelta y echarte a correr podrás enfrentarme, podrás continuar con tu plan maestro de salir ilesa de todo, solo permitiendo avanzar mas y mas a tus captores, como si no te importara el derredor, que deliciosamente es acabado por mi ser-inquirió con suavidad mientras que se relamía sus labios, provocando aun mas a Marion que solo se hecho para atrás pero aun si poder huir-tu existencia crees que gira entorno a los demás, como si fueras lo mas importante a salvar, sin saber que eres solo una herramienta un punto exacto sin mas utilidad que el de un musculo que sin su propia alma funciona completo...

-Eso no es verdad... yo.. Soy mas que eso..

-Y como me lo demostraras, solo fuiste un juego para mi uno muy entretenido en el que por mas borrascoso que se ponía mas atractivo se volvía, me diste obstáculos y yo-pauso para esbozar aun con mas perversión su sonrisa-solo los quite agradeciendo tu egoísmo y tu

-Cállate , tal vez fuiste buena cazadora primor, pero yo, si yo la basura insignificante te mate,
lo hice y lo volvería a hacer sin importar cual precio tenga que pagar-expreso sin saber que significado real tendría aquello, si tendría que zafarse de alguna manera poco ortodoxa o clamar por la ayuda del doctor Huesos- ojo por ojo diente por diente, tu la gran y maldita cazadora mato a Yuri sin piedad sin remordimiento, el...el solo era un inocente no debiste...

La morena empuño ambos puños repentinamente entorno a la blusa de la chica que sola la miraba como un objeto de diversión, sin mayor percance ni esencia solo un ser que padecía de una frustración; abrió sus labios para expresar algo mas ese algo no llego a ser palabra ya que se había desvanecido frente a los ojos de Marion haciéndola caer en sus propias rodillas ante la presión de sostenerla de aquella forma.

-El tan dulce y protector ruso...otra evasiva mas para tu egoísta plan de seguir viva...

-No es verdad yo no lo veía a el así-grito al viento sin saber de donde provenía aquel llamado tan molesto, mas la mujer solo se carcajeo ante el arrebato de Marion por defenderse con palabras pero sin dar la cara, dejándola en las penumbras del lugar que lentamente ante sus ojos se fue modificando como si los edificios se desquebrajaran dando paso a otra escena mas de sus memorias
una que sin duda jamás espero volver a tocar aun.

La sensación de las hojas húmedas que eran suprimidas ante sus pasos que iban retrocediendo ante la sorpresa de ver nuevamente el bosque donde paso una temporada, rogando al cielo por verlo una vez mas, pese a su contrariedad.

-Sientes algo pequeña ingrata-expreso andando nuevamente hacia ella la mujer de cabello lila que ahora portaba unas garras largas como guantes, mismos que tantas veces estuvieron a nada de dejarla sin garganta-nuevamente se esta entrometiendo...

Marion se volvió a detener, sin entender la palabras o mas bien sonriendo ante aquello, como si el lugar en vez de afectarla negativamente la impulsara a caminar hacia delante, esbozando una sonrisa socarrona que no inmutaron a la mujer, que solo se abrió al escuchar las pisadas de alguien mas acercarse por su rumbo, poniendo ansiosa a la morena que solo negó...


Última edición por Evil_Marionette el Vie Ene 15, 2010 4:39 pm, editado 1 vez
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Mensaje  Evil_Marionette Vie Ene 15, 2010 4:04 pm

Sus cabellos plateados se movieron al compas de sus cautos pasos que fueron impresionando cada vez mas y mas a Marion quien solo dio un paso al frente con las emociones a flor de piel, intentando ignorar aquella mujer indeseable que le impedía el paso a hacia su adorado Konoha. Kagura a hora se mostraba irritada y no con la morbosa sonrisa de la que siempre se pavoneaba, su rostro estaba completamente endurecido así como sus puños entornados tras su espalda, devorando con la mirada ala chica de melena negra que se desasía por la atención del recién llegado quien bien podía ser enemigo debido a las circunstancias en las que se veía inmersa.

-Patética simplemente patética, por eso detesto a los humanos no saben moverse por si mismo, necesitan siempre de la aprobación de algo mas para sentirse impulsados, como si sola esencia no fuera suficiente para salir adelante, me irrita su ineptitud y evasiva manera de vivir- se detuvo notando que Marion estaba atenta a sus palabras-¡me asquean!

Marion no entendía como había cambiado de actitud de petulancia a dio en tan solo unos minutos como si la cazadora arrogante que siempre la acorralaba sacara su lado mas oscuro, uno profundo y menos vano, en donde sus palabras acidas eran como navajas letales que carentes de ironía cortaban un abismo en el alma de quien le escuchaba, tenían peso en Marion que no podía negar del todo aquello pese a que tenia motivos no dejaba de ser parte de aquella manada de personas insensatas que necesitaba el empujón de otros…

-Yo..-Mas no pudo terminar de decir la frase cuando la mujer de cabellos lilas ya arremetía contra ella blandiendo aquellas garras que pendían de sus manos con la clara intención de hacer un daño frontal el cual la morena ni sus manos metería ante aquel estado de sorpresa o limbo. Mas una sombra plateada no se lo permitió enredando el cuerpo de la morena en una especie de capullo temporal, desafiando a la mujer que solo bufo ante el atrevimiento.

-Los humanos no pueden vivir solos, es algo natural que ellos busquen de los demás por mil y una razón, pero no todo es basura y lastima como dices, la vida de nadie es fácil y menos si te la tienes que labrar para proteger algo cuando incluso tu misma vida esta en peligro- expreso el chico albino que había salvado a Marion de aquel ataque repentino-ella por si misma es una esencia con bastante fuerza y sagacidad, que es admirable impulsarse a pesar de toda la sangre que ha sido derramada cercas de ella como acto para atemorizarla, ir en busca de su libertad pese a que han lastimado mucho su alas…

-como puedes defenderla si por su culpa estas muerto, tu mejor que nadie deberías comprender mi punto-expreso contrariada la mujer que no dejaba de negar.

- por que yo decidí sacrificarme en pro de su libertad, por que me fascino ese andar curioso que solo podía pensar en luchar y mantener la cabeza al frente pese al dolor que conllevaba, lamento no haber continuado con ella en ese viaje, pero me hubiese sentido honrado de ver el final de mismo- sonrió con calidez dedicado su ademan a la morena que retrocedió unos pasos extendiendo su mano izquierda mientras movía la derecha de formo tan extraña que iba rompiendo la normalidad de su palma para figurar unos pequeños ases celestes.

-No puedo perderte otra vez por mis descuidos-reparo ahora ella abalanzándose ala mujer que fieramente gruño esperando el ataque d la chica-no se quien diablos eres pero si pude una vez con Kagura contigo no será diferente…

Parecía que esa tarde Marion no solo se enfrentaría con otro de los días más grises de su vida, sino también con las personas menos esperadas que velaron por ella mientras deambulaba por su travesía por Europa y Asia. El lugar se quedo en completa penumbra cegando a los moradores de ese espacio quienes se miraron alrededor aturdidos, sin esperar escuchar el sonido seco de unas argollas metálicas golpear un tronco que disiparon aquella oscuridad.

-No crees que si ya descubrió que no se trata de Kagura, ya deberías ceder ante su alma-inquirió repentinamente una delicada voz cercana a la muer que la miro con mas odio y frustración-Ella aun es joven pero con un deseo incansable por vivir, acaso no es lo que buscas alguien que no tenga limites por alcanzar su realidad y su hoy…

-Como te atreves a delimitarme…

-no lo hago, solo que tu eres una creatura demasiado necia, que te hace negar su ser…

-Yuri de que hablan-pregunto Marion extrañada- y que hace Hyo aquí- pero el joven le callo con un ademan mismo que uso para que escuchar también, sin que entendiera aun mas.
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Fausto VIII Empty Re: Fausto VIII

Mensaje  Evil_Marionette Lun Abr 05, 2010 7:47 am

El castaño no pudo evitar mover su cabeza, negando ver aquella mujer de palabras hirientes, revelando lo que verdaderamente era una alma condenada, que con el averno del mas haya sólo engrandecería su odio y lo puro se trasformaba en los mas morboso y repulsivo de su vida, haciéndola carente de regalar lo que antes era el día a día en su rostro.

Su faz nuevamente se volvió inexpresiva, sus ojos no dejaban de apuñalar al alemán que quiso tocar su rostro pero antes de que pudiese avanzar mas su mano la muñeca de la castaña ya le había empujado fuera; ella figuraba un animal herido que cada vez que intentabas acercarte un acto defensivo te tomaba por sorpresa, alejándolo en el acto.

-yo…

-¿Tu?-negó con queda, sin dejar de castigarlo con los ojos.-No, yo, me dieron la oportunidad de venir por tu alma, de sentenciarte en el post de tu castigo por el pecado de tu existencia- sonrió con un halo maléfico en el rostro, que muchas veces dieron alivió a la indecisión del vampiro que no podía quitarle la vista sumándole un ademan consternado. -estarás junto a mi consumiéndote en la brazas de sheol.
Pero así sencillamente pese a que lo repitiera una y otra vez aquella mujer, Mihael no podía concebirlo, no esa forma de actuar, no esa recriminación, estaba seguro de quien había sido ella y mucho más, sabía que no la idealizaba.

-¡Es imposible Charlotte!-inquirió nuevamente dando un paso al frente, escuchando como las hojas se quebraban debajo de su bota, al igual que su alma al verla tan herida.

El silencio que dejo sus voces sólo daba lugar para que la fluida caída del agua resonara cerca de ellos, como si por sí misma tratara de apaciguar el ímpetu, como única voluntaria ciertamente ya que ni un ser murmuraba cercas; no había pájaros que averiguaran alegremente con sus crías en las frondosas copas de los arboles, ni los roedores que curiosos en busca de un trozo de comida cercana a su madriguera. Eran sólo ellos dos, uno frente al otro. Ella camino hacía el sin decir una palabra , mientras que Mihael no se movía ya que parecía aun esperar a que todo fuera como en el ejercicio pasado, en el que pronto empezaría a abrazarle preguntando por todo y en especial por su hija. Más ella sólo elevó ligeramente sus manos pasándola por la tersa mejilla de marfil, estremeciéndolo ante el cálido contacto pero con la convicción de mantenerse frente a ella, aun esperanzado a que volviera; tocó el otro lado del rostro con trémulo cuidado, sin embargo no regalándole una caricia o mucho menos el tacto de una amante, era la mirada aguda de una cazadora evaluando a su presa, fijando cada punto en busca de un punto en especial para infligirle dolor y así dominarle o en el peor de los casos matarle, acto que sólo tenso más al vampiro hibrido, quien mantenía muy firmes sus hombros sin mínima defensa pero si expectación a cualquier movimiento.

La joven mujer inesperadamente se alzo en sus talones lentamente, acercando su rostro al del chico que pareció suspirar un poco aliviado imitando el movimiento de la chica, esperando aquello como algo más, pese a que el semblante de ella no se había endulzado en lo mas mínimo. Justo en el momento en que los labios parecían encontrarse finalmente los de ella se corrieron hacía un extremo con dirección al oído del chico, junto con sus manos que se entre lazaron tras la nuca del alemán.

-Mi vida, vuelve a recordarlo, me da tanta tristeza que ya lo hayas olvidado- susurró con voz rasposa Charlotte al tiempo que la visión de Mihael se nublaba, escuchando únicamente todo lo que pasaba a su alrededor pero al mismo tiempo en un torrente de recuerdos pasados, que él mantenía guardados en la caja del olvido.

Una puerta se cerraba inesperadamente con fuerza al final del toque, sumándole su propia respiración, que no eran más que arcadas innecesarias en su carente necesidad por llenar los pulmones, además que otra sonaban con mayor naturalidad y delicadeza cercas de él.

-Así es como me agradeces la nueva vida-escuchó decir de la misma dulce voz de su amante, que tenia unas extrañas notas desdeñosas al finalizar cada palabra, detalle que no podía recordar el castaño, quien solo se escuchó a si mismo retrocediendo lentamente, trozando la hierba al pisar con esa falta de gracia nata en los de su raza. Poco a poco sus pasos que parecían huida, se trasformaron en una marcha continua que paso del trote a una carrera, que no podría ser fluida si no fuese por que alguien mas le seguía, esa que de vez en vez se cantoneaba arrogantemente ante la falta de gracia del hibrido que parecía estar acorralado; se volvió a detener nuevamente sin causa aparente, o posiblemente efecto de la mujer que le seguía de cercas. Una rama se trozo bajo de él y el agua furiosa azotaba el lago que embellecía más el paraje paradisiaco.

-Traidor-gruño ella con desdén- de verdad deseas que sean las cosas así -desafío ella sin percibirse la voz de Mihael en ningún momento, ni darle a entender al portador si se encontraba con demasiado temor o simplemente él no se podía oír a si mismo, empezando a desesperarlo ese juego macabro, en el que sólo la sombras hacían fiesta de su dolor, y las damas y catrines de la fiesta danzaban efímeramente en donde no podía haber fiesta; se escucho nuevamente la carcajada de la mujer y más pasos en reversa del chiquillo.

-Presencia-cuestiono con sorna la mujer-intentas domarme con tan vulgar habilidad-volvió a reír con despreció, dejando escapar un suspiro con dejo de tedio-mi propio chiquillo, dese a manipularme con su aura.

Mas pasos se escucharon con otra dirección contraria a los dos, alguien más estaba allí pero no podía identificarles el chico, mucho menos la vampiresa se inmuto demasiado, ya que sus movimientos se percibieron nuevamente al hibrido, que se empezó a sentir mareado ante el rápido viento que se movía a su alrededor, una embestida, el sordo sonido de una caída, el clic de un gatillo y el grito ahogado de la mujer al tiempo que el mismo vampiro alemán era el tirador final en contra de aquella mujer.

-¡Mihael!-grito una cuarta persona con una voz inundada de sorpresa, que seguía confundiendo al yo actual de Mihael, quien solo sintió sobre su piel como la mujer castaña exhalaba sobre su pecho, sintiendo como el viento gélido venia a hacer posesión del alama caída.

Schäfer pudo abrir los ojos finalmente, no solo físicamente sino percatándose de donde se encontraba en realidad, donde el encuentro de aquella vampiresa de andar engreído y ahora inexpresivo, recaían en un pequeño cambio de tiempo y concepto, mismo que Mihael tomo por fin como resultado.

-Lo recuerdas ahora, tu quedaste con Huge horas antes, quería tu cuello, mas tu le ofreciste mi cabeza, por eso me querías mantener lejos de Danielle pero al final ella lo entendió todo-pauso con petulancia devorando a Mihael con la mirada, para finalizar- era tu vida o era la mía, fue tan fácil elegir, ¿no?

Pero el alemán ya no la miraba con incredulidad, sus emociones parecían querer despotricar de alguna forma no muy favorable, sin delatar al culpable o delator, nadie era aun traidor o mucho menos inocente el solo mantenía su mirada fija en ella. Sus ojos antes color oro había adquirido un alarmante tono ónix; dio un nuevo paso hacía atrás sin remitir en el hecho de que su bota se introdujera en el agua del lago, quito con suavidad las manos de la mujer entornando sus ojos aun más.

-¿Quien eres?-inquirió fríamente el joven que cada vez iba reflejando mas su furia, emoción que no inmuto en lo mínimo a la mujer.

-Como es que me preguntas eso, por favor Mihael acaso debo mostrarte mas de ese día en que me …

-Charlotte murió bajo mis manos ciertamente, fue mi pecado, pero también estoy consciente de que aquello fue su redención a todo lo que pudo o no hacer.
>>En un principio te presentaste a mí como la que pudo ser si ella no se hubiese atravesado en aquel momento, pero después te contradijiste con imágenes de una mujer efímera, molesta y hambrienta como una vampiresa practicante. Además que mencionas a Huge y Danielle en un momento en que por arte de magia aparecían, pese que en Dani podía ser posible, Huge no deja de ser un humano.-Se detuvo el chico entornando sus puños, intentado contenerse.
>>¿Quién eres?

-Soy aquel que te juzga por…

-No, no eres Dios-refuto con una nota mas arriba en su voz.-¿Quién eres?-repitió a pregunta al tiempo que su puño empezaba a electrificarse-eres la verdadera razón por la que estoy aquí.

-Tu corazón solo huye de aquel dolor, crees que eres digno que me manifieste como verdaderamente soy-dijo en voz queda, haciendo que el castaño cruzara sus níveos brazos sobre su pecho, como si realmente evaluara una posibilidad.

-Y tu, crees que yo debería abrir me a alguien que distorsiona una de mis ultimas memorias con la persona que mas he amado-respondió retadoramente el chico de ojos negros con una claridad entre sus palabras, como si deseara devolverle de alguna forma el mal rato, sin importar que se tratara de alguna forma al final de su calificación de aquella materia,- sin duda no debías meterte con lo que guardaba Mihael o te podrías llevar un buen mordisco y no solo en forma literal- negando con su cabeza, sintiendo nuevamente el gélido viento pegarse a su piel, junto con la brisa de la cascada, moviendo sus cabellos con algo de estática gracias a la electricidad que empezaba a generar , similar a la que empezó a disipar la falsa mujer que se esfumo frente a él, junto con todo aquel ultimo escenario dejándolo en completa penumbra, relajando un poco la postura del joven.

-Ese Doctor es un malnacido-musito dejando salir el aire con pesadez al tiempo que se retiraba el cabello del rostro.

Pero la pregunta seria, de verdad ya había acabado con aquello, solo tendría que rezar las palabras al aire con la fuerza que aun tenía su creciente enojo por manipular sus recuerdos de esa forma y ¿terminaría el ejercicio, haciéndose portador de un poderosísimo guardián que le ayudarían a cumplir con las promesas de ahora en delante? Ciertamente las cosas no eran tan sencillas y el torbellino en el que se le envolvió repentinamente se lo dijo todo; su cuerpo se balanceo de un lado al otro tratando de mantener el equilibrio, observando como nuevamente el paraje cambiaba notablemente, a una escena arenosa como si fuese lo alto de una montaña rocosa, en donde lo único que se vislumbraba era los relámpagos que adornaban los cielos surcados por nubles negras de las que parecían estar cargadas de algo mas que lluvia o relámpagos.

Mihael dio un paso al frente una vez que el mismo remolino se vio disipado por cuenta propia, ansioso por ver lo que seguía buscó algo mas que el paraje desolado. Fue entonces que un zumbido tras su espalda le hizo voltear de golpe, para así esquivar prontamente una extraña figura que parecía volar en su misma dirección, rodo sobre si mismo intentando seguir el sonido, que se disipo hacía el cielo donde un nuevo torbellino se alzo manteniéndose estático, al igual que Mihael quien intentaba mantener fija su visión en la mancha alargada que disipaba electricidad y pequeñas orbes en tonos azules como si le protegieran de su amago fetal.

-Mein Gott- inquirió sorprendido el joven de aparente adolescencia, que alzó la cabeza asombrado de la bestia que se ergio encima de él; extendiendo sus alas cortas y desiguales las cuales iban grabadas de los filos incluyendo algunas gemas que pendían de las mismas, este las alzaba con lentitud pero a si mismo con elegancia, todo su cuerpo que relucía en una dura corteza, en la que se resaltaba aquello que en sus alas se iluminaba. Su rostro era similar al de un animal, aun que su cuernos torcidos modificaban el contenido dándole un enfoque mas demoniaco, que el alemán pudo interpretar en alguno de los demonios que incordiaban en muchos de los libros de los textos antiguos que solían leerle cuando humano era. Disipó todo el polvo de su alrededor en un sólo movimiento, al igual que la electricidad que le rodeaba, como si deseara mostrarse en su totalidad al vampiro quien entorno los ojos decidido a acabar de una sola vez.

- Adrammelech – inquirió con claridad perplejo ante la bestia que le había tocado, entornando sus ojos al Guardián que se volvió paciente hacía el.

-Vampiro, me has mostrado tu corazón, el cual no es penetrado fácilmente por las imágenes que mas te duelen, pese a que parecías dudar.
-Me has traído hasta Cavernas de Zertinan, donde es común pagar por el pasado, pero ya lo he dicho antes a ti no te concierne juzgarme por mis pecados.
- Vampiro, me concierne saber si eres una creatura lo suficientemente preparada para que mi alma se vuelva parte de la tuya, cuidando de tus intereses que ahora serán los míos- dijo intentando enganchar al chico, que no se inmuto ante aquellas palabras.

-y tú, estas dispuesto a permanecer fiel a mis intereses para mantener los tuyos- volvió a responder en pregunta el chico, lo cual no parecía agradarle del todo a la creatura que alzo sus alas impaciente.

-Insolente creatura de espíritu misterioso, acepto el contrato-inquirió agazapándose a si mismo figurando un enrome circulo luminoso tras de él, que sorprendieron nuevamente a Mihael que solo miro al suelo, cerrando los ojos para dar el siguiente paso.

-yo también acepto guardián.- inquirió manteniendo una postura firme, sin saber como procedería del todo en delante y mucho menos que un enorme circulo rodeado por otros mas le rodearían. El símbolo del contrato que se mantenía girando bajo mihael pasaba de diferentes matices sin dejar de resaltar las inscripciones entre cada circulo, cada vez mas iluminado mientras que el alemán se envalentaba para iniciar el rezo.- En este espacio y en este momento.-inicio moviendo ligeramente un paso hacia la izquierda al tiempo que uno de los círculos se iluminaba mas como si fuera el que se abriese paso hacia el para abrir la unión entre ambos.

>>Mediante la sangre que mantiene mi corazón latiendo sello nuestra unión.

>>Con este pacto mi vida será tu vida y mi muerte será la tuya.-clamo con vehemencia escuchando el bramido del guardián que parecía entender el significado de esas palabras.

>>Mi fuerza te daré y entonces te convertirás en el escudo que me proteja y la espada que empuñe.

>>Y así será hasta que nuestro enlace llegue a su fin.

Finalizo abriendo lentamente los ojos sintiendo un cosquilleo que se iba grabando en su hombro izquierdo, como fin de aquel convenio que estaba por iniciar, disolviéndose por si mismo el escenario arenoso para abrir parte de nueva cuenta a la oscuridad; guardó sus manos en los bolsillos, acompañando su postura mas relajada, la cual no llenaban el rostro pensativo de alguien que guardaba mucho más de lo que habría querido reflejar Mihael, justo en esa etapa del Hajime. Sus pasos lentos y lánguidos sin que le inmutara la penumbra, hicieron eco más atrás del que no le hicieron dudar en alguna otra posibilidad, como si de un pilón se tratara. El cansancio mental que aquellos reencuentros representaban un esfuerzo mayor al que su alma libraba en una batalla, aquello había sido una cruel farsa para medir su fortaleza, pero sin duda le reabrió la vieja herida.
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Mensaje  Evil_Marionette Lun Abr 05, 2010 7:48 am

-Y, yo Amor, no piensas voltear pese a que mis pasos resuenen tras de ti, Mihael Amore mio.

Los castaños ojos se abrieron de par en par, al tiempo que abría los labios para decir algo más que no se pudo convertir en palabras; inseguro volteó lentamente, intentando seguir la dirección de aquella voz, que por arte de magia tal vez, se fue iluminando el camino hacía ella, revelando los haces de luces blancas que había mirado en un principio. Las ánimas pasaban de un lado a otro, iluminando más algún camino, mismo en el que se encontraba expectante la portadora de aquella voz, ella quien no perdía su dulce semblante. Su largo cabello graciosamente alborotado que finalizaba con una trenza que estaba apunto de desatarse, mas sin embargo Mihael siempre se encargaba de desatar para incordiar a su compañera de delicadas facciones y vivaces ojos que guardaban más de lo que su vivaz apariencia de eterna joven decía. Schäfer no pudo evitar caminar hacía ella, así como Charlotte no quería esperar a recibirlo, demostrando la misma ansiedad en sus movimientos que ante los ojos de ambos no perdían la mínima gracia.

La mano encontró lugar en la mejilla que sólo se acunó a su forma al sentir el frio tacto, cerrado los azules ojos al sentirse tan cercas del vampiro hibrido, quien no podía contener sus deseos de tenerla entre sus brazos, abrazándola con cuidado como si temiera romperla al sentirla tan frágil, mientras que ella sólo le recibió con fuerza para no perderle.

-¿Eres tu realmente?-cuestiono tontamente como si fuera posible otro engaño más. Mantuvo ambas manos sobre su rostro, sintiendo la ansiedad en sus ojos que parecían picar ante el cumulo de sentimientos que le azotaban, como un vaivén que tocaba la irrealidad que al sentirle se volvía la amarga realidad, un sueño imposible era posible por un momento de sentir su piel cercas de él. Un suspiro se volvía respiro de cuyo oxigeno no existía y la fría penumbra se su corazón se convertía en la calidez que le devolvía su vida; beso su frente con el rostro angustioso, causando gracia en la chica quien no pudo evitar besar sus manos.

-Siempre tan serio en estos momentos-musito abrazándose del pecho trasmitiéndole la necesidad que querer disfrutar de ese pequeño momento, trasmitiéndole aquel calor tan tibio al vampiro.

-Te amo- inquirió impaciente, buscando los sonrosados labios de ella, tomándolos con delicadeza a sabiendas que ella no se sorprendería por el impulso de él.

Se separo lentamente de el dulzor que siempre le dejaban con ganas de mas, aceptándose como un adicto a ella, pero quería guardar una imagen de ella confirmando que realmente se trataba de Charlotte y no un juego mas de Fausto o la ultima prueba del guardián. Sin embargo ella negó como si leyera su mente, rozó los labios del joven, con las suaves yemas de sus dedos disfrutando del lo agradable que resultaba aquella sensación, mas Mihael abrió nuevamente la boca, deseaba seguir hablando recordándole lo mucho que le amaba y lamentaba que las cosas hubiesen sido de aquella manera, pero no logro articular nada por que ella no se lo permitió siseando en negativa a la petición.

-También te amo con toda mi alma, Mihael Schäfer, te ame antes de conocerte, te ame al tenerte y te sigo amando mas haya de la eternidad-musitó la castaña de mirada vidriosa, despejando los rebeldes cabellos del rostro del también castaño que solo entrelazo sus dedos en los de ella, ante aquellas palabras que lo podían mantener inseguro.

-¿Que hay de la muerte?

-Responde me tú.-contesto con suficiencia que lo hicieron entender.

-Ni la muerte es suficiente para disolver esto que sentimos- expreso con cierta angustia, misma que no pudo causarle gracia casi maternal a Charlotte.

-Recuerda me-pidió ella abrazándole nuevamente, sintiendo que su tiempo en ese lugar se iba poco a poco ajustando.

-Siempre-respondió el captando la fragilidad de aquella petición con un trasfondo que no pudo evitar doler. Acarició y besó su cabello intentando confortarla.

-Más…

-¿Más?

-No te ates a mí. Siempre serás mío y yo tuya, pero debes vivir amore, no dejes que mi perdida te haga cerrar eternamente tu hermoso corazón-susurro como una petición que alguien en su lecho pide como ultima voluntad antes de partir, poniendo mas ansioso a Mihael que solo miro por encima de ella tragando aire.
-tu eres lo única que me eclipso el corazón-dijo como si fuera demasiado complicado llevar acabo la petición.

-Se que no me olvidaras…

-Jamás- interrumpió las palabras de la chica con cierta vehemencia, posesionándose nuevamente del rostro de la chica, reflejando su creciente temor-escúchame eso nunca pasara.


¿Eres feliz?-re cuestiono desasiendo el agarre del vampiro, para guiar las largas manos entre las suyas sin perder ese lazo visual, notando como se tensaba Mihael ante aquella pregunta.
Mientras Mihael notaba como el cabello de su vampiresa se iluminaba con lindos destellos cada que las animas se detenían curiosas tras de ella, parecía que le custodiaban, mas el vampiro sabia que eso solo era una auto distracción, no entendía la dirección de la pregunta.


-No lo se.

-Sé lo, se muy feliz y atesora cada paso que des, no te arrepientas de nada, cree en Dios, en nuestra madre, nunca pierdas la fe-pauso regalándole una hermosa sonrisa- recuerda que eso tu me lo enseñaste, además no te olvides nunca de escuchar.

-Escuchar…-sonrió con nostalgia-es todo lo que debo hacer, escuchar.

Charlotte se alzo en puntillas, deslizando sus manos al cabello de Mihael, quien toco sus labios con suavidad, acompasando lentamente el movimiento del beso, saboreando la amargura de los labios, sin que el chico esperara sentir la calidez de las lágrimas de su amante que resbalaron hacia su brazo. Sujetando la emoción en su corazón al conocer el sabor de la despedida, intentando disipar la congoja de ambos. Era claro que no podrían estar así para siempre, ella solo era una apoyo moral para el, pero su tiempo en la tierra hacia mas de veinte años que había concluido a su lado; Bajo sus manos por entre su cabello desasiendo lentamente la trenza que sujetaba el listón blanco, que jugo entre sus dedos junto con los sedosos cabellos de ella que se fueron desvaneciendo poco a poco, así como los labios se fueron desprendiendo en un hasta luego, provocando un largo suspiró en el vampiro quien no pudo levantar una sonrisa amarga, pese a que su alma parecía tener alivio.

-Hasta luego Amore…-susurro al notar como la oscuridad finalmente le rodeaba, dejándole como única prueba de esto, un símbolo de un contrato en su alma y un listón con el que sujetaría un recuerdo, hasta que el destino nuevamente les uniera.
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Mensaje  Evil_Marionette Lun Jun 07, 2010 7:23 am

Una hoja callo al suelo, mientras que la morena intentaba entender el espectáculo que acontecía, todas las memorias de su viaje todos los estados que su vida habían dado los últimos meses, eran un resultado irrevocable del hoy, Sin importar el empeño que ella diera, todo parecía alcanzarle, como a los mas pobres que sin querer mas, lo ubico que obtuvieran eran deudas inalcanzables con impuestos cada vez mas grandes aunando de el sin fin de puertas cerradas. Ella no era aquella cazadora que en mas de una ocasión hizo que sus peores instintos se presentaran, que su deseo de matar a un ser que era igual a ella exteriormente se fuera al caño, rompiendo la escancia de un vinculo de armonía.

La mujer de mediana edad se o había explicado con cuidado mientras plantaba una semilla en su patio trasero. Pero ella lo había hecho y no sólo lo volvería a repetir sino que estaba consiente de lo que representaba, incluso de que sus movimientos, también la habían llevado a una ruina más haya de lo que su corazón quisiera aparentar a veces. Pero justo ahora no podía detenerse quería vivir, quería seguir creyendo en las pocas sonrisas.

Miro a Yuri, que parecía consiente de aquellas palabras que estaba dictando Hyo a aquella mujer de falsa apariencia, midiendo su distancia.

-Mi actitud es el de sobrevivir, el de alcanzar mi verdad, el de saber quien soy-inquirió en voz baja dando un paso al frente, como si el monologo que estaba por dar, fuera un análisis para poner en orden sus pensamientos, llamando ciertamente la atención de los tres restantes-estoy vacía por alguna razón que desconozco- sonrió con cierta amargura la de ojos desiguales, sintiendo el gruñido impaciente de la mujer que no podía dejarla de ver con despreció-No soy como mi padre o sus allegados, no tengo esa fuerza o técnica física, pero tengo un corazón que no deja de luchar, acallando sus heridas sin importar el dolor, no puedo hacer mas que trucos mentales, para detener a aquellos que quieren atraparme. Pero seguiré levantándome pese a que ya no tenga fuerzas, sujetare como estandarte este camafeo, que guarda la imagen de una mujer que también murió por mi, recordare la cándida emoción que me regalaba mi viejecita de cana al aire, mirare al frente por el joven ruso que siempre espero con paciencia el día de volver a pisar la tierra como un humano mas, y así seguiré intentando alcanzar lo que se me arrebato sin que yo lo pidiera, si eso no te satisface si eso no es suficiente, no puedo ofrecerte mas, por que esto es lo que soy.

-Marion-expreso sorprendido el ruso, al ver como la mujer de antes apariencia juvenil, empezaba a envolverse en un campo azulado, liberando muchos ases plateados y azulados, pequeños cristales que le rodeaban, cubriéndose a si misma por un manto grisáceo que se disipo en neblina alrededor de ellos; el escenario ruso donde antes moro el espíritu del árbol fue cubriéndose poco a poco por pálidos matices blancos, y relieves cristalinos que tenían formas inconsistentes, donde unos pequeños copos empezaron a tocar la piel de la morena que no pudo evitar capturar uno y mirar al frente, donde una hermosa mujer flotaba muy por encima del suelo, con unos ojos bastante profundos que podían atravesar el alma con tan solo un poco, mas no pudo evitarse dar un paso al frente.

-Es es tu alma, una que fue partida en dos-musito con una delicada y musical voz que estremecieron a Marion que solo asintió.-Eres un cumulo de sensaciones que van al limite, que pueden pasar de la mas fuerte llamarada al punto mas frio de un invierno, es por eso que mi despertar se guiara de mejor forma en tu camino, estaré contigo para verte caer y así mismo con tu ultimo aliento esperare paciente a que te levantes, seré la guardiana que compartirá esta cuesta, pero así mismo tu deberás ser consiente de quien soy.

-Shiva- inquirió aun sorprendida, pero entendiendo aquellas palabras y lo que debía responder- Soy aquella que estará consiente de que también tienes un tiempo un espacio, que aunque compartido, deberé cuidar-musito Marion sin poder dejar de caminar a aquella hermosa de piel de nieve, y largo cabello azulado que caía con gracia como cascada por su espalda-Estoy dispuesta a compartir mi alma.

-Tu alma lo esta, sellemos el contrato Marion Elle Lyrelae

-Lo hare-musito deteniéndose al ver como aquella mujer asentía, cerro los ojos separando un poco sus brazos de sus costados intentando concentrarse en el momento correcto para sincronizar sus palabras con el circulo que se iluminaba alrededor de ella con un enorme signo que solo seria la señal para que iniciara con sus palabras.

“Esta clase de palabras van más en Hyo que en mí” no pudo evitar reprimir una risa, ella no era la clase de chicas que permaneciera mucho tiempo en rostro duro.

-En este espacio y en este momento-inicio con cautela repasando las palabras, que eran como un examen oral, imaginando como aquella luz que la rodeaba la cubría como un manto que seria una nueva carta de protección-Mediante la sangre que mantiene mi corazón latiendo sello nuestra unión- sintiendo como si aquella candidez también le envolvieran el corazón, dándole confianza a proseguir.

>>Con este pacto mi vida será tu vida y mi muerte será la tuya.- dijo con suavidad escuchando como la suave brisa que le rodeaba se alzaba por encima de ella, preparándose para entrar.

>>Mi fuerza te daré y entonces te convertirás en el escudo que me proteja y la espada que empuñe.

>>Y así será hasta que nuestro enlace llegue a su fin-abrió lentamente los ojos, que fueron amablemente recibidos por dos pares mas que se iban acercando a ella, como aliento y tal vez también como despedida, sin poder evitar morderse el labio inferior la pequeña morena.

-Tu padre estará muy orgulloso de ti-inquirió la mujer de ascendencia china que la envolvió entre sus brazos, provocándole muchas preguntas a la morena, que se despego repentinamente de ella.

-Hyo tu acaso también, esos te, este .. no .. como- balbuceo sin sentido la morena, causando gracia en la mujer que solo palmeo su hombro, negando aquello.

-No, no estoy muerta es proyección astral sabia que necesitarías una mano, pero parece que no fue mucha, me alegra mucho que hayas llegado con bien.

Marion suspiro aliviada, alzando su sonrisa que fue devuelta por la mujer que dio un paso hacia atrás, inclinándose en un saludo respetuoso como despedida, a lo que la ojidesigual solo asintió y le imito.

-Nos veremos pronto, Marion, saluda a tu padre de mi parte.- inquirió envolviéndose en una nove oscura que se fue disipando así como el escenario helado en el que estaban, para dar paso a la oscuridad que pusieron la dejaron expectante con el pensamiento incierto del segundo visitante como si se hubiese tratado de la imagen que también había reflejado su guardiana. Pero una fuerte mano se lo contesto.

-yo también me tengo que ir Marion-musito muy cercas del rostro de la morena que empezó a ver su rostro gracias a los ases de luz que empezaban a rodearlos como el vértice entre su túnel y el camino de Yuri, quien no dejaba de sonreír-Me da mucho gusto que lo lograras, eso significa aun mas…

-Yuri la ultima vez.. yo-interrumpió la morena sin poder evitar el rosado de sus mejillas, que se iba extendiendo casi hasta sus orejas, causando gracia en el joven de ojos carmín-quiero de

-Mi pequeña mentirosa, paso lo que tubo que pasar, sólo somos un recuerdo que nosotros mismos atesoramos en la eternidad que algún día nos unirá en un para siempre-inquirió sacando de su bolsa un objeto brillante-tu mente, tu corazón, incluso tus labios no me pertenecen-musito con seriedad colocándole aquella joya que solo dejo pasmada a la bribona que se aferro a su espalda-eres encantadora y muy joven.

-De verdad yo te quiero

-Yo también, y eso es algo que te agradezco salvaste mi alma, pero debes aprender a amar a alguien real.

-tu lo eres-no pudo evitar rebatir mirando su rostro amable que no dejaba aquel amago con el que lo recordaba antes de que muriese.

-Alguien de tu mundo-le separo con cuidado besando su frente-Hasta siempre Marion.
Sus manos se soltaron lentamente, mientras que los pasos del joven se iban alejando cada vez mas, sin dejar de voltear de vez en vez hacia ella tarareando una melodía que trajo memorias a la chica, quien solo mordía su labio sin saberse alegre por que el era feliz, por que estaba en un mejor lugar, o por que era definitivo que no lo volvería a ver.



-Sanar un corazón con amor, ¿no?-suspiro dándose la vuelta para tomar su camino, colocando los brazos detrás de su cabeza, silbando la tonadita alegre que el ruso había empezado a tararear y ella no había podido evitar cantar.

I'm singing in the rain
Just singing in the rain
What a glorious feelin'
I'm happy again
I'm laughing at clouds
So dark up above
The sun's in my heart
And I'm ready for love
Let the stormy clouds chase
Everyone from the place
Come on with the rain
I've a smile on my face
I walk down the lane
With a happy refrain
Just singin',
Singin' in the rain

Dancin' in the rain
Dee-ah dee-ah dee-ah
Dee-ah dee-ah dee-ah

I'm happy again!

I'm singin' and dancin' in the rain

Halando el tirador que le conduciría de vuelta a la habitación del doctor Huesos, sin poder dejar de tararear esa vieja canción, como una hermosa despedida.
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Mensaje  Vicious rose Mar Jun 08, 2010 12:33 pm

El caminar por los pasillo oscuros realmente no era su fuerte, por alguna razón el aire se sentía mas denso conforme iban dando un pequeño paso a la vez, hasta llegar a las puertas donde solo Armin pudo inhalar tomar la manija de una puerta, lo que sea que estuviera esperándole del otro lado de la puerta quizás era algo bueno o malo, pero sabía que definitivamente tendría que entrar.

Sin embargo, la conocida voz ligeramente roca del chico que se encontraba a su lado le saco de su encimamiento, mientras se perdían sus palabras y se dirigió hacia un extremo alejándose del chico indiscreto atrevido que estaba su lado sin siquiera ponerle demasiada atención, sólo dio un pequeño giro de su cuerpo para demostrarle que debería de seguir adelante terminándose de guiar por aquella puerta que hacia unos segundo seguía pensando que estaba a un solo paso ahora se encontraba al menos a unos cuantos mas, caminando tan solo a un paso silencioso con su andar ligeramente danzante llego hacia un punto en el que realmente no sabía que había pasado con Lance, ahora sentía como si tan solo hubiese caminado por horas por la presión y sin embargo allí, estaba. Una puerta de madera oscura, con unas aplicaciones de vidrio, era una puerta ya conocida, de pronto un extraño sentimiento le hizo sentir como si esa puerta desprendiera un aroma característico y cruzando la misma puerta el aroma de café recién hecho, el movimiento de platos chocando entre sí, las risas de los chismes del desayuno, camareros con sacos blancos acompañados de un moño negro en el cuello, zapatos perfectamente bien boleados y con una amabilidad dulce que quizás en su interior rayaba en pura cortesía y falsedad: Sólo es un trabajo mas.

-Armin, ven para acá ya es tarde- dijo una voz cerca de su oído sin ser demasiado fuerte y a la vez intentando maltratarle.

Armin volteó sin siquiera poder creerlo con los ojos desorbitados: Alex, el chico que le había acompañado todo este tiempo en la White Star.

-Vamos, date prisa, que las ordenes esperan y el jefe te matará si no te presentas, al parecer una mesa especial de primera clase espera a que les entregues su desayuno en la habitación- dijo aquel chico castaño empujando a Armin hacia la puerta que daba hacia la cocina de aquel fresco y reluciente barco.

-¿Qué día es hoy?- preguntó Armin en un estado totalmente desorbitado, realmente temiendo en la parte mas profunda de su ser que no fuera la mañana de ese día fatídico.

14 de Abril, que otro día más podría ser, apenas y nos hemos embargado compórtate ya pareces novato- dijo con un regaño el chico mientras seguía empujando a Armin y este vio hacia el piso: tenía los zapatos boleados, volteo a ver su reflejo en un pequeño vidrio, mientras observaba como las damas ricas le volteaban a ver, saco blanco. Sus ojos se desorbitaron realmente ahora casi cerca de llegar al punto de colapso nervioso pero intento controlarse al menos para poder seguir adelante, no era esto lo que debía de hacer o lo que debía de escuchar o quizás si, pero por el momento debía de ver al Sr. Stewart al menos así podría mas o menos entender que es lo que estaba pasando, o al menos Alex me dejaría en paz por un rato.

Fue con el camarero en jefe del cual solo pude obtener un regaño por llegar mas tarde de lo usual, tan solo 5 minutos después de mi acostumbrada aparición en la mañana y con una orden directa de la habitación 100 de llegar corriendo con el desayuno con el Sr. Stewart y sus hijas, las gemelas Amelia y Andrea, el señor Stewart ahora es viudo y su mujer murió al menos hacia un año antes de que decidieran comprar unas acciones de la White Star, con lo que iniciaran los rumores del excéntrico señor Stewart y sus hijas con las que nadie realmente podían acercarse por la misma excentricidad del padre, por eso es que las bellas gemelas se convirtieron en las joyas perdidas de la famosa línea White Star, sobre todo después de que el señor Stewart fue el primero en dar su recursos, dinero y aprobación para la construcción de un barco que se acercaba a los sueños mas locos y maravillosos que encerraba en la mente y corazón del viudo excéntrico.

Mas sin embargo, pese a todo lo que se rumorara o simplemente porque las damas de sociedad veían a los Stewart como un juguete más para su diversión, el dinero para la construcción del descomunal banco fue obtenido rápidamente y en el lujoso camarote 13 de clase A estaba el cómodo hogar de los Stewart, quizás el único camarote con cocina propia, formando parte de las excentricidades del señor Stewart.

Los largos pasillos blancos y aireados, el aire limpio y fresco con una ligera sensación a sal e incluso las risas que se escuchan en la lejanía del restaurante, la mesita con ruedas y el aroma del café recién molido les acompañaban hasta llegar cerca de la puerta del camarote donde una rubia de cabello ligeramente ondulado los esperaba en la puerta con su vestido azul celeste ligero y amplio que solía escandalizar a las damas que la veían extrañadas por el corsé que apenas y parecía atado con delicadeza a su cuerpo y su ligereza que evitaba el pensamiento si quiera al matrimonio ni soñar en un matrimonio concertado.

-¡Armin!- Llegó abrazándole la rubia tomándole del brazo viéndole a los ojos, y prosiguió- Llegas tarde el día de hoy concluyo mientras veía con una sensación de tristeza en el corazón el suave prendedor que llevaba en el cabello.

- Me alegra mucho verte de verdad Amelia- dijo con ternura Armin besándole la frente

Amelia realmente se sorprendió y se sonrojo un poco- Es la primera vez que me besas en la frente Armin, ¿Pasa algo?, preguntó con curiosidad la dulce chica de 16 años, para posar después uno de sus manos en el brazo de Alex y abriendo sus ojos sintiendo su mirada cada vez mas noble y con confidencia.

-No es nada en especial, Amelia; pero si tardo más el señor Stewart estará muy malhumorado.

-Te esperamos aquí, dijo Amelia quedándose abrazada fuertemente a Alex mientras este se sonrojaba ligeramente y volteaba de lado.

Armin tocó la puerta y una voz ligeramente ronca se escuchó del otro lado con un seco adelante. El simplemente pasó con delicadeza hacia la habitación cruzándola hasta llegar a la cocina poniéndose un delantal y empezando a cocinar: Café especial recién molido con agua embotellada especialmente para el camarote servido en tazas de porcelana china, tostadas con pan recién hecho de la mañana, huevo lo mas fresco posible servido en porcelana china con cubiertos de plata.

Colocó en la mesa con delicadeza el mantel blanco con servilletas de tela con el servicio de tres personas en el centro el señor Stewart que miraba a conciencia cada segundo de retraso con su reloj mientras leía algún libro para evitar aburrirse y a su lado cerca de la ventana tan solo viendo sentada en la banca allí estaba, la rubia de cabello ligeramente ondulado totalmente idéntica a su hermana Amelia, pero mas taciturna, madura y con una inteligencia y perspicacia mayor de la aceptada por la sociedad, la liberal Andrea.

-Ya esta la mesa servida señor- dijo Armin haciendo una ligera reverencia hacia el hombre de 40 años con energía y pasión por la vida, ligeramente abandonado por la muerte de su amada mujer Anna, pero se aseguraba que sus hijas recibieran la mejor educación posible, no quería que ellas fueran las frívolas mujeres, quería que tuvieran la esencia de su madre.

Andrea y el Señor Stewart se sentaron en la mesa con delicadeza y empezaron a comer hablando del clima o del último libro que ambos habían leído. En ese momento entró de golpe Amelia sentándose con un intento de delicadeza pero haciendo reír a carcajada suelta tanto Andrea como a su padre e incluso tomando café y un poco del mismo resbalándose por la comisura de los labios.

El desayuno termino con alegremente, entonces el señor Stewart empezó a reprender cariñosamente a Armin acerca de su tardanza inesperada y le pidió que entrará Alex y emprendieran las tareas de limpieza. En ese momento, Andrea se levantó y se acercó hacia Armin con delicadeza.

-Armin, necesito hablar contigo- dijo con una voz enérgica Andrea

-Lo que usted quiera señorita Andrea- remató con una reverencia

-Acompáñame a cubierta por favor- dijo Andrea saliendo del camarote.

Alex entró a continuar los trabajos, pero en silencio sin molestar al Señor Stewart que era algo exagerado con el ruido tendría que ser el silencio la mayor parte del tiempo.

Llegando a la cubierta, el vaporoso vestido azul verdoso era levantado por la brisa del mar y ella recargándose en una barandilla.

-Armin, ven con nosotros a América, no vuelvas a Inglaterra mi padre esta muy feliz de haberte conocido y también pasa lo mismo con Alex. Probablemente ustedes 2 serían los únicos en los que sería capaz de confiar además de nosotras. El necesita sentirse seguro y desea poder confiarnos con alguien porque en el fondo cree que naciste en cuna de clase alta pero por alguna razón no te consideran como tal.

Armin se quedó callado, se acercó con cuidado a Andrea la abrazó con fuerza oliendo el perfume que emanaba su cabello con delicadeza y el prendedor que hacia juego con el que llevaba su hermana ese mismo día.

-Me gustaría ir, iré con ustedes sin chistar- dijo Armin con los ojos ligeramente irritados mostrando un par de lagrimas, acercándola mas a su corazón ante la mirada atónita de los demás.

-Armin, gracias- dijo con ternura Andrea acercándose aun mas al cuerpo de Armin y tomándole de la mano.

-Voy a protegerlos, lo prometo- remató el joven con un nudo en la garganta.

-¿Pasa algo Armin?- dijo Andrea separándose de Armin y viéndole con sus profundos ojos verdes grisáceos sintiendo una opresión en su pecho cercano a la asfixia.

-Es sólo que… lo siento por no poder protegerlos, a la vez me siento agradecido por haberles conocido- dijo besándole la mano izquierda con delicadeza a la joven.Así ambos regresaron al camarote
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Mensaje  Vicious rose Lun Ago 23, 2010 12:00 pm

El silencio que hubo en el regreso al camarote fue espectral de tal manera en que la dulce señorita se resignó a ver en silencio al joven caballero al que seguía con tranquilidad. Armin guiaba a la joven hacia la pequeña iglesia que se encontraba en el barco, dejándole sola allí, mientras se despedía de ella con nobleza y elegancia.

-Sabe la hora de la comida señorita Andrea, por favor no llegue tarde le aseguró que su padre podría acelerarse e ir por usted hasta el fin del mundo.- dijo Armin con una especie de seriedad y propiedad no muy común en él.
-Eso no lo dudo, Armin. Vete tranquilo que regresaré a tiempo- remató la joven con una expresión ligeramente fría dado al extraño estándar entre ellos, esa separación entre clases que hacía que empleados fueran algo bajo comparados con aquellos a los que suponía debía servir. Inclusive, entre ellos esa extraña relación se cortaba por completo. Eran más cercanos de lo que la sociedad podría permitir: Amigos.

Armin fue decididamente hacia la cocina tomando las hierbas más frescas y tomando pescados completos del refrigerador, pidiéndole a unos de los chefs que por favor los fileteara con delicadeza sin dejar ni un solo hueso. Dio las gracias y se fue pese a la extraña actitud de los chefs recelosos que se sentían extraños al ver como ese joven se llevaba con permiso especial lo mejor de la cocina hacia su carrito de servicio y se dirigía al temido camarote 13.

En el camarote trece. El silencio no reinaba de una manera extraordinaria sólo escuchándose el ligero roce de las hojas al dar vuelta en los libros, un suspiro totalmente alejado y una respiración lenta, pausada y rítmica de la misma manera en aquel silencio parecía palidecer al chico que lentamente picaba los vegetales que usaría en la comida del día de hoy para la extravagancia del señor Stewart: Lobina en salsa de frutos rojos, pasta fría con salmón ahumado, té verde endulzado con miel, agua fresca al natural. Todo esto en lo más fresco posible. Fue así como el señor Stewart quitándose todo recato se levantó y se acercó a la cocina supervisando la preparación de la comida tal cual era su costumbre por el lado derecho viendo el acomodo de los vegetales en la tabla, verificando la temperatura del sartén y la cantidad de aceite.

-Quiero hablar contigo, Armin- sentenció fuertemente el señor Stewart comprobando si el orden de los platos era correcto tanto por tamaño como por función.
-Dígame señor- respondió Armin mientras terminaba de acomodar los vegetales en pequeños tazones de cerámica, alineándolos para la preparación según el quicio del mismo señor Stewart.
-Verás, Strauss; el asunto es muy sencillo como supongo Andrea ya te lo habrá mencionado o quizás pedido de manera especial: Ven con nosotros a América, te pagaré lo que quieras no estoy dispuesto a encontrar otra persona que nos sirva porque a decir verdad es difícil encontrar una persona tan eficiente como tú, no debes de planteárselo también a Graham porque no creo que exista otra persona que pueda ayudarte mejor que él y por el apego que tiene hacia Amelia que por lo que se es mutuo- alegó sin rodeos el señor Stewart mientras veía hacia la ventana del camarote, el propio Armin se notaba sorprendido de aquellas palabras que tenían un ligero tono dulce y tranquilo de aquel hombre que ante él jamás había mostrado esa veracidad y prosiguió después de un suspiro al ver de reojo el pequeño retrato de la madre de las gemelas Anna- Desde que mi querida Anna falleció ya no ha sido lo mismo, ni siquiera mi salud y temo no poder confiarlas hacia alguien que realmente tenga la certeza que estará a su lado fielmente, ella han heredado el carácter desafiante a Anna hacia la sociedad y de mi el valor de enfrentarlo sin chistar por ello, es que sería doloroso entregar a mis hijas hacia un hombre que no sea capaz de valorar esa mística, de enfrentar al mundo solo por mantenerlas lo más puras posibles hacia sus principios, ni siquiera yo sería capaz de obligarles a hacer algo que no quisieran como un matrimonio arreglado cuando sueñan con tener un romance de libro.
El aroma de lobina fresca empezaba a inundar el camarote, cuando por prudencia Armin empezó a cocinar el pescado sellándolo para conservar los jugos.

-Creo ahora entender lo que esta pensando- dijo Armin con tranquilidad mientras empezaba a preparar los frutos rojos.
-Quiero que juegues un papel importante; no, ese papel ya lo juegas, eres su amigo, su confidente, la única persona cercana a ellas fuera de sus lazos de sangre que la trata sin verla con lujuria o por lo menos eso espero de ustedes dos- remató el rubio de 40 años de ojos verdosos con un semblante cansado.
- Realmente no creo poder cumplir sus deseos- dijo con un semblante apesadumbrado Armin tan sólo pensando en lo que pudiera ocurrir unas horas mas tarde.
- Sólo te pido que te nos unas, cumple por favor este deseo de este viejo enfermo- remató la frase viendo a Armin con el mismo semblante en que hace unos minutos Andrea le había dedicado a él- Sabes, siempre he pensado que tienes un porte diferente al de la gente que sirve, tengo el presentimiento de que bien pudiste haber sido un noble que perdió su fortuna y eso aunque quedes en la miseria siempre se notará por tu clase y elegancia, incluso has cambiado a Graham en su andar y sus modos, es mas prudente y noble- remató con un halago hacia el chico que no pudo evitar el sonrojarse ligeramente.

La puerta del camarote se abrió de golpe dejando entrar a Amelia para sentarse graciosamente en el sillón, mientras trataba de mantenerse quieta por un instante y anunciar el inicio de la misa, el señor Stewart se dirigió tranquilamente hacia la puerta acompañando a su hija, ofreciéndole el brazo mientras su paso era grácil bailando cerca de a Armin.

-No nos extrañes Armin- grito la joven cerrando la puerta del camarote con una amplia sonrisa que mostraba sus perlados dientes.

Armin se dejó caer en el suelo, sus piernas le fallaban terriblemente porque de todas las experiencias de su vida tenía que recordar tan vívidamente ese día, incluso el aroma que desprendía la cabellera de las gemelas era tan nítida, la mirada penetrante y capaz de desnudar el alma descubriendo los secretos mas grandes capaces de revelar por su mirada en el perspicaz del señor Stewart. Se tranquilizó pese a que por sus mejillas recorrían las lagrimas aunque tuvieran que ser provocadas por la cebolla que partida o por su propio corazón se apuro a acitronarlas tomando ese bello tono dorado, ajo, jengibre, fresas, frambuesas, moras, todas espesando lentamente a fuego bajo, el hervor que soltaba el agua donde se cocía la pasta, el agua hirviente para el té.
La preparación empezaba ser cada vez más elaborada y el tiempo mas corto, esta era quizás una de las pocas oportunidades existentes para expresar sus sentimientos hacia Andrea, para cambiar la historia, una historia que pudo haber sido mejor conocida. Y que la propia chica hubiese deseado escuchar de sus labios.

Las risas azotaban fuertemente del otro lado de la puerta del camarote, si estos eran burlescos o sinceros para Armin sonaban totalmente antinaturales por ser de personas de primera clase totalmente huecos y superficiales y con mas razón entendía la petición del señor Stewart. Fue entonces cuando aquella damisela entró a la habitación de golpe huyendo, azotándola y buscando desesperadamente la protección de la espalda del chico de blanco. Los gritos de una poderosa voz masculina llenaron el pasillo, reflejando la ira de su poseedor que lanzaba el nombre de Andrea y abriendo de golpe la puerta del camarote mientras la rubia buscaba la protección del pelinegro que simplemente pidió a la joven que entrará a su habitación.

-¿Dónde esta Andrea?- exclamó un joven pelirrojo de ojos castaños, alto, bien parecido, ligeramente ebrio pero con cierta conciencia.
-La señorita Stewart no se encuentra, señor y no creo prudente que usted se encuentre en este camarote sin permiso- replicó Armin con cierto enojo.
-Tú no eres nadie para pedir que me retire, estúpido sirviente de pacotilla, así que aléjate de mi camino- le grito el pelirrojo hacia Armin un molesto.
-El puede no tener el derecho, pero tu basura de pseudohumano no tienes derecho a insultar a nadie y mucho menos a mi hija- dijo con una voz tranquila e intimidante del señor Stewart.

Entre Alex y Armin sacaron al pelirrojo problemático del camarote mientras aquel chico se negaba y hacia el ridículo por lo que el chico se soltó aventando a Armin buscando pleito pero la paciencia del chico seguía siendo grande aunque su sangre estuviese hirviendo.

Armin y Alex regresaron al camarote entre las habladurías de la alta sociedad, por lo que con suerte la comida seguía cocinándose a fuego lento. Entonces las gemelas estaban abrazándose fuertemente mientras el padre lo unió que hacia era controlarse mientras alguien golpeaba la puerta y Alex abrió la puerta con gracia.

Allí, estaba el padre del pelirrojo pidiendo perdón por el comportamiento de su hijo sintiéndose avergonzado por lo que el señor Stewart sonrió pidiendo amablemente que por favor no se le volviera a acercar a su hija porque eso era algo de mal gusto. El padre del chico estuvo de acuerdo con esto.

Durante la tarde las chicas empezaban a platicar con otras chicas de su edad teniendo cita en el restaurante aunque llegaba el punto en que estas se ponían a platicar de matrimonio y ambas chicas se esfumaban, regresando a un área de sillas o bancas para ver el atardecer o al camarote donde su padre siempre procuraba tener té listo para sus hijas quizás preparar el té inglés.
Siendo así, el atardecer hacia que cada minuto que pasará fuera crucial para hacer que el desastre fuera inminente. No importaba ahora si avisaba o movía todo para cambiar el curso de la historia, porque al final el resultado sería el mismo.

Fue entonces con precisión tremenda ambas chicas llegaron al mismo tiempo a la puerta del camarote. Siendo Andrea la que entró con gracia mientras Amelia tenpiua una expresión de cansancio y aburrimiento.

-Estas bien Armin- comentó la pequeña rubia ojiazul de vestida de azul celeste, mientras tenía una cuchara con miel en la boca.
-No es nada, sólo me preguntaba si estas bien y no necesitan nada más- mintió Armin con premura.
-Estamos bien Armin- dijo con voz grave el señor Stewart, por favor retírate, necesito platicar con Andrea.
Pese a la tranquilidad de la frase dicha por el señor Stewart, un pequeño gulp pareció sonar en las gemelas y el chico, aun así les rindió una reverencia y salió de la habitación.

Unos 30 minutos pasaron y la plática resonó con lágrimas mientras Armin estaba del otro lado de la puerta evitando que nadie interrumpiera mientras Alex ayudaba con la cena.

Fue entonces cuando al fin, la plática ceso y Amelia fue a buscar a Alex para pasear. Armin entró a limpiar todo lo de la cena con cuidado y sin premura. Andrea se había encerrado en el camarote por lo que ahora no la vería.

-Joven Strauss- dijo el Sr. Stewart y con un minuto de silencio prosiguió- Gracias por protegerla, ve usted el porque le necesitamos.
-Lo veo señor, ese joven pudo haberla lastimado y eso no lo hubiera permitido- remató Armin con cuidado.
-Vaya con la señorita cuando termine, hable con ella, se lo pido- remató el señor Stewart, saliendo del camarote rumbo a socializar un poco con los caballeros que preferían beber whisky y fumar habanos, hablar de trabajo hasta el cansancio y quizás si lo permitiera hacer que sus hijas se comprometieran pero ahora iría por una pequeña revancha.

Armin tocó la puerta con cuidado. Y hablando en voz baja- ¿Andrea, puedo entrar? . La voz de la joven no se escucho, mas que sus pasos para abrir la puerta con cuidado a la vez que el movimiento de su vestido era mas lento y ella abrazaba con cuidado una enorme almohada con funda blanca con la que parecía acurrucarse.

-¿Quieres algo de tomar?, no tocaste para nada tu comida- dijo Armin con tacto.

Andrea solo movió la cabeza en forma de aceptación y con cuidado el chico se dirigió hacia la cocina, calentando con gracia el agua para un té, y preparando con la mayor eficacia posible y con un poco de ayuda de la cocina un poco de caldo de pollo.

En una hora, Andrea estaba sentada en la mesa viendo el mar cuando el plato de caldo de pollo llegó a su mesa pese a que poco a poco el ambiente estaba enfriándose un poco por una manía de su padre de no encender la calefacción.

-¿Quiere contarme todo lo que pasó?- preguntó con amabilidad y ternura el chico mostrando paciencia.
Andrea suspiró ampliamente: Ese chico me ha perseguido desde hace un par de año, no quiero casarme aún, incluso esas chicas que se hacen decir mis amigas dicen que terminaré internándome en un convento pero yo me niego, no nos negamos a pensar en ello creo que en el fondo creemos las 2 que es imposible que hay mas cosas en la vida que casarnos. El chico al decirle de nuevo que no, me tocó, me lastimó el brazo, no le pegué y salí corriendo, llorando esperando a que alguien me defendiera pero nadie lo hizo hasta que llegué contigo.

El tomar poco a poco el caldo de pollo hizo que la joven se sintiera mejor, y poco a poco recuperará el color.

-Andrea,¿ Puedo pedirte algo?- dijo Armin totalmente avergonzado

Andrea sintió pese a la calidez del pollo, que algo se le atoraba en la garganta, una sensación de que algo le recorría el cuerpo, el nerviosismo y su rostro se volvia rojo con un silencio inminente.

-Dime ¿De que se trata?- dijo Andrea con un poco de nerviosismo.
-¿Puedo cepillar tu cabello?- preguntó Armin con un poco de nerviosismo.

Andrea respiró tranquilamente y se dirigió hacia la mesita de noche donde tenía el pesado cepillo de plata con cerdas de alta calidad. Le dio con cuidado el cepillo al chico y este sentándose a su lado en un reclinable empezó a cepillarle el cabello quitándole con cuidado el prendedor del cabello con delicadeza y dejándolo cerca de una pequeña mesa, mientras la chica tomaba el resto del té. Mientras tarareaba canciones y sobre todo convertía a Armin en su confidente no sólo en su compañero de viajes y guardián que le protegería como lo hizo ese día. En ese momento, fue cuando sintió un pequeño corte en la normalidad del movimiento del barco.

La mente de Armin, las imágenes que le perturbaron tan sólo promoviendo un abrazo sobreprotector hacia la chica mientras rodeaba su cintura con delicadeza y olía el aroma de su cabello ante la sobresaltada chica que a su vez pedía que ese momento fuera eterno. A la par que el pelinegro ayudaba a la chica a levantarse con delicadeza.

-Debemos buscar a la señorita Amelia y a su padre, señorita Andrea- dijo Armin tratando de esconder sus emociones.
-¿Por qué la extraña formalidad ahora?- dijo la chica acercándose a él con cuidado con el tierno deseo de que aquel chico le diera su primer beso.
-Porque usted es la señorita a la que debo de proteger- dijo Armin con una sonrisa dulce.

Andrea miró el suelo mostrando decepción, cuando Armin delicadamente le tomó la mano y se acercó hacia la puerta del camarote.

-Debemos ir a buscarles- dijo Armin con apremio y nerviosismo.


Mientras tanto en la cubierta.


Amelia abrazaba a Alex mientras veían como la luna les observaba y como ambos iban curioseando hacia los pocos pedazos de hielo que cayeron en la cubierta y jugando y correteándose. La chica de azul le daba al chico de blanco que le resguardaba un pedazo de hielo.

-¿Iras con nosotros verdad?- dijo la chica mirándole a los ojos mostrando su mas grande ternura y persuasión.
- Claro que iré, volverías loco a Armin, y tu padre se divertiría mucho pero a largo plazo podría aburrirse, si estoy contigo eso será imposible y sobre todo. Tu hermana probablemente termine tratando de hacer que te comportas mas madura a su estilo, aunque comprendería que a estas alturas es imposible hacer que Alicia sea menos Alicia.

Amelia se ríe, totalmente pero en su interior el movimiento que ve por parte de White Star, no le da buena espina y menos a ver al diseñador del barco corriendo de un lado a otro.


Última edición por Vicious rose el Lun Ago 23, 2010 12:15 pm, editado 3 veces
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Mensaje  Vicious rose Lun Ago 23, 2010 12:06 pm

En algún lugar en la sala de caballeros.

El señor Stewart golpeó al chico por difamar a su noble hija, y con la mano inflamada salió hacia la cubierta, cuando pudo apreciar el filtreo de su hija con Alex, sonriendo para si en su interior y tan sólo pensando que esos 2 chicos si eran hombres, no la estupidez banal en el interior del aquel lujoso lugar.

Todos se reunieron en cubierta, mientras algunos camareros empezaban a repartir rápidamente chalecos y los chicos se los pusieron rápidamente y en los primeros botes, las chicas fueron subidas pese a la negación tremenda, sólo accedieron muy a desgana porque Alex se subió con ellas para remar y hacerse cargo.

Armin se quedó con el señor Stewart, que este de inmediato regresó al camarote, y alisto unas cosas para sus niñas, mientras Armin le rogaba tomar su lugar en el bote y no hacer lo que pudiera para entrar en un bote, el señor Stewart se negó, le dio un beso en la mejilla y le dio una pequeña bolsa de cosas que este escondió en sus bolsillos para sus niñas protegidas por cualquier medio par que el agua no les dañara. Corrieron totalmente hacia los botes y el señor Stewart antes de partir le dio a Armin un pequeño collar en el cual pendía un crucifijo.

-Protégelas por favor- dijo rogándole por primera vez que estrambótico hombre.
- Haré mi mejor esfuerzo, señor, Alex y yo lo haremos- respondió mostrando postura y honor, aunque el chico se estaba desquebrajando en su interior tan sólo viendo como la persona que tanto le había protegido ahora le dejaba su mas grande tesoro. A la par en el que el joven pelinegro entraba en un bote cuidando del resto de las mujeres que estaban totalmente sollozando.

Mientras con el paso del tiempo, aquellos hombres y mujeres lloraban al ver como el barco más imponente de la historia visto en ese tiempo callaba en altamar, mientras los gritos del dolor y ayuda eran mas fuertes, y el agua fría del ahora traicionero mas cobraba la vida de miles de personas…

“Mas de mil quinientos hombres, mujeres y niños murieron esa noche”- pensó para si mismo, a la par que lloraba el joven Strauss. Y abrazaba a las ahora viudas tratando de consolarlas.

En algún momento, un barco llegó a rescatarles, y fue cuando los 4 se reunieron nuevamente mientras las gemelas estaban agazapadas, abrazadas fuertemente entre ellas, llorando fuertemente al ver con alegría la llegada del joven pero sus llantos fueron escuchados mas allá de las estrellas con la perdida de sus padre. Fue en ese momento, en el que el joven les dio el pequeño paquete a las jóvenes que rompieron en llanto y sus piernas les fallaron: En el interior, venía una carta poder para poder hacerse del dinero y bienes.
En un momento de soledad, Andrea se acercó a Armin, le besó las manos y se acercó lentamente su cuerpo al del chico, mientras se sonrojaban sus mejillas dándole al joven su primer beso. El chico se alejó de la chica.


-Lo siento, lo siento, lo siento- dijo repetidamente mientras lloraba totalmente Armin y su cabeza sólo era capaz de ver hacia el suelo.
-No es tu culpa- recalcó la joven mientras ella misma trataba de superar su dolor.
-El no quería dejarlas solas, él lo previno todo- insistió el pelinegro y concluyó- Ya sabía que pasaría esto.
-No digas estupideces, Armin. ¿Cómo era posible que lo preverlas?- dijo ahora la chica llorando mientras abrazaba al chico.
-Perdóname por favor- pidió Armin de rodillas.
-Te perdono por todo, mi inocente ángel- dijo la chica levantando el rostro lleno de lágrimas del moreno mientras le besaba con ternura.

Los pasos en la oscuridad se acercaban, una mano amiga le tocaba la cabeza mientras este ahora se daba cuenta de que estaba totalmente acostado derramando lágrimas formando incluso un pequeño charco en el suelo. Su estado de inconsciencia ahora le era poco importante, sólo ahora se sentía libre y como si le hubieran quitado una enorme carga de encima. Ahora debía de ver quien le estaba trayendo a la conciencia.


-¿Amelia?- dijo Armin con una voz aun quebrada al viento.
-Será mejor que te tranquilices, te sabrá mejor cualquier cosas si esta no se alimenta de tus lágrimas- dijo una tierna voz le estaba despertando con su suave tintineo.


Armin abrió los ojos viéndose en un lugar muy iluminado con unas hermosas cortinas de blancas moviéndose cuidadosamente de un lado a otro por el viento atrayente escuchando la risa de un grupo de chicas mientras sus cuerpos parecían danzar del otro lado de la habitación. Se levantó del suelo con cuidado sin contar que al tratar de pararse totalmente sentía sus piernas totalmente pesadas y volvió a caerse sobre su propio peso.


-No es lo momento en el que estés jugando cariño- volvió a repetir la voz con mas lejanía.- Desde hace tiempo te espero.


Armin volvió a pararse sintiendo cada vez mas el peso de su cuerpo como un enorme masa que no le dejaba moverse, el camino fue largo hasta cruzar aquellas bellas cortinas blancas y darse cuenta aún de que intercalándose entre ellas se encontrasen pequeñas muestras de cristal cuyo resplandor ahora le calaba la vista.

La habitación era magnifica, cuyos muebles delicados de madera y forradas con una exquisita tela blanca llenaba la estancia de color arena y sin darse cuenta sus pies también estaban llenándose de la misma, sólo que su pantalón ahora blanco, mostrando su pecho desnudo de color claro que destacaba en contraste a las chicas que al verle se alejaban de la habitación: Cabellera larga azabache, piel bronceada, falda llenas de detalles en oro y s cuyos pechos parecían eran apenas y ocultos por delicadas blusas que usaban y a la vez mostrando parte de su tonificada espalda. Se alejaron tan sólo de la habitación mostrando una suave reverencia hacia el intrigado Armin que no tenía la mas remota idea de lo que pasaba, sus pasos empezaban a ser cada vez mas inseguros.


-No tengas miedo, este es el momento que por mucho tiempo esperaste- dijo la voz que se escuchaba en la lejanía, mientras su risa era totalmente irremediable.- ¡Acércate ya!- Reclamó imperativamente aquella voz, cuando esta empezó a tararear una tonada desconocida ante él siendo esta suave y rítmica mostrando ternura y paciencia para atraer hacia él al chico.


Con paso decidió Armin se dirigió hacia la voz que cada vez era mas fuerte hacia su oído. Cuando vio la espalda de la joven cubierta por su larga cabellera oscura y una chica se acercó a la joven con cuidado cubriéndole con una túnica blanca el cuerpo cuando la poseedora de la voz emergió del agua mostrando ligeramente sus piernas y se colocó frente a Armin.


-Eres mas guapo de lo que creí- dijo riendo la chica mientras lo rodeaba y con ternura le tomó una mano colocándola entre las suyas.
-Sabes, odio el agua. Pero eso no me molesta si se que después de darme un baño me sentiré fresca.- dijo la chica descuidadamente y continuó. Pero, creo que tú no eres capaz de huir de tu pasado, te atormenta. Supongo que después de lo que ha pasado esto cambiará ¿No es así?.


Armin sin pensarlo abrazó con fuerza el cuerpo delicado de la chica como si el miedo le hubiera llenado por completo y sin saberlo ahora incluso olía el delicado aroma en su cabello. La chica no pudo más que cuidadosamente alejar a Armin de ella. Se dirigió hacia una silla que estaba en un estrado mostrando un tanto mas imponente y se sentó con delicadeza.


-No creo que tengas muy en claro que haces en medio de la arena, así que no espero menos que te inclines ante mí y me aceptes, te protegeré pero prometerás que también me protegerás a mí. Te ayudaré a encontrarte contigo mismo, pero no te garantizo que seas feliz en cuanto tengas conciencia de ello. Tu corazón es noble y tu alma no esta corrompida como hubiera esperado de alguien como tú.


Armin no entendía porque estaba diciéndole esto, pero estando en este lugar desconocido se sentía totalmente protegido mientras sentía como perlas de sudor caían sobre su espalda y pecho.


-¿De verdad me ayudarás?- dijo Armin viéndola con ojos ensoñadores iluminandose, como si al fin estuviera cerca de encontrar alguna respuesta.
-Claro que lo haré, quiero que confíes en mí. Pero te pediré que me dejes guiarte y sobre todo que me regales sonrisas y me dejes tomar lo que crea conveniente a cambio de estar a tu lado.


Armin se acercó lentamente hacia la chica mientras se arrodillaba empezando con la pierna derecha, inclinando se cabeza evitando ver los profundos ojos negros de aquella chica.


-Será lo que tu pidas…- dijo Armin con mucha seguridad.


La chica se acercó hacia Armin extendiendo su brazo bronceado mostrando sus hermosas muñecas adornadas con elaboradas pulseras de oro, tocándole la cabeza y levantándola con ternura, acercando su rostro cuyas facciones no había visto antes, finas, delicadas, sin ninguna pretensión, su rostro totalmente limpio poseyendo un cutis perfecto sin ninguna clase de maquillaje. La chica tomó el rostro de Armin acercando con un delicado rose sus labios tocaron los de Armin.

“En este espacio y en este momento,
Mediante la sangre que mantiene mi corazón Latiendo sello nuestra unión.
Con este pacto mi vida será tu vida y mi muerte será la tuya.
Mi fuerza te daré y entonces te convertirás en el escude que me proteja y la espada que empuñe.
Y así será hasta que nuestro enlace llegué a su fin”


-Ya es hora de que regreses- dijo la chica con un suspiro….


Armin estaba tirado en el suelo, con el perlado sudor sobre su rostro y pecho, estaba decidido a encontrarse con los demás, su alma estaba más tranquila. Pediría perdón de ser necesario en el nombre de Lance.

Este definitivamente es el inicio de lo que esperaba que fuera lo mejor que le hubiera pasado en mucho tiempo. Sólo que tenía la sensación de que lo que estaba pasando era un sueño. Fue entonces cuando abrió su mano izquierda encontró el pequeño crucifijo que le había dado hacia años el señor Stewart. Armin deseo estar soñando puesto que hacia años que no habría podido recuperarlo debido a diferentes dificultades y ahora allí estaba a su lado, cuando un escalofrío le lleno el cuerpo, siendo cálido, colocó el crucifijo en el bolsillo del pantalón y trato de encontrar la salida.
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Mensaje  Vicious rose Mar Oct 05, 2010 4:59 pm

El camino le separó de Armin, entonces Lance empezó a sentir la garganta seca hasta que tuvo que tragar su propia saliva teniendo una sensación extraña que recorría su garganta y poco a poco empezó a sentir sus pies cada vez más pesados y sus piernas siguieron a tener esa sensación. El pasillo oscuro empezó a formar la marca de una puerta donde de tan sólo alrededor se notaba un delgado hilo de luz dándole tan solo la apariencia de un rectángulo cuya distancia parecía tan cercana y tan lejana a la vez que pese a la pesadez de sus piernas intentaba salir adelante. Una luz le segó totalmente y el tamaño de las cosas y dimensiones las sintió enormes.

-Lance, Lance, despierta- dijo la voz de una niña rubia de 4 años cuyos rulos definidos pese a estar ligeramente enredados.

-¿Qué pasó Vicky?- dijo con una voz aguda un niño rubio de cabello corto de ojos grises, dijo instintivamente tocándose la garganta y el cabello.

-Mamá no ha llamado el día de hoy- dijo la niña rubia cuyos rizos dorados caían tiernamente sobre sus hombros rosando suavemente la piyama rosada con encaje de manga larga dándole un aire mas inocente mientras abrazaba fuertemente un oso de peluche blanco en cuyo cuello rodeaba un listón azul rey adornado con un hilo dorado formando un moño.

-Tienes razón, ya es algo tarde para no haber hablado, a lo mejor ella esta muy ocupada- dijo Lance con una voz adormilada.


Mientras en el pensamiento estaba negándose totalmente, empezando a divagar mientras veía atentamente hacia la puerta esperando que nadie realmente entrara a la habitación a la par que oía el ligero andar de unas zapatillas sobre el piso de madera oscuro cuyo crepitar hizo acelerar el corazón del chico y de pronto presto atención hacia la ventana que estaba frente a la cama.

En su interior, tuvo que ahogar un grito que no solo le presionaba el pecho, sino que a la vez; le haría llorar.

La ventana daba al frente de un hermoso jardín con pastos verdes y perfectamente bien cortados, una antigua fuente de la cual brotaba el agua rítmicamente y rosales blancos y rojizos, mientras los sirvientes estaban murmurándose entre ellos y haciendo arreglos, mientras que del otro lado de la reja, un grupo enorme de humanos empezaba a dejar ramos de flores frente a la entraba y las rejas formando una hilera de rosas blancas; a Lance se le formó un nudo en la garganta: ¿Buck? Y al pasar la saliva por su garganta no pudo más que sentarse firmemente sobre un pequeño banco frente a la ventana tratando de mantenerse firme aunque en su interior; el corazón corría desbocadamente y se negaba a ver la realidad.

Una mujer de 1.70m cuyos cabellos se volvían plateados y con un andar muy seguro y vestida elegantemente con un vestido negro con aplicaciones en puño y cuello en encaje destacando su espigada figura mientras se acercaba a la cama de los niños.


-Abuelita, ¿mi mamá ha hablado?- preguntó la niña ansiosamente.

-Ella no ha hablado, y creo que no va a volver en un rato- respondió la mujer con un sollozo.
La niña instintivamente corrió a los brazos de su abuela, Lance corrió hacia ellas intentando abrazarlas a ambas y soportar la carga, porque en su interior la paz se había perturbado apretando la mandíbula y buscando la manera de reñir a Fausto por esto.

-Deben de arreglarse cortó en seco tratando de mantenerse firme y limpiándose las lágrimas de sus ojos; Annie vendrá a ayudarlos a bañarse y arreglarse debemos irnos rápidamente- dijo la noble mujer vestida de negro hacia los pequeños, en su voz cortada; Lance intentaba mantenerse concentrado, quizás hubiera un detalle que olvido.

-Abuelita, ¿mi mamá esta con mi papá?- preguntó inconscientemente Lance, como si tratará de eludir la respuesta que no quería escuchar.

- Si, mi pequeño caballero; ella esta con tu papá- respondió la anciana con voz de queda saliendo de la habitación y derramando sus lágrimas sin poder contenerse al cerrar la puerta.


Ambos niños se quedaron en la habitación sin saber siquiera como responder, abuelita Elizabeth realmente no era la clase de persona que se expresará mucho ante las personas, pero con ellos era simplemente una abuela consentidora, la persona que siempre los había protegido sin importar nada.

Después de 5 minutos, entró Annie a la habitación, esta niñera de cabello oscuro y tez clara ligeramente bronceada, ahora cuyo rostro redondo y ojos castaños inflamados y rojos no pudo mas que abrazar fuertemente a los niños, y tras ella un par de criadas empezaban a arreglar el baño y una de ellas llevaba consigo ropa en negra en ganchos o doblada. Las criadas salieron de la habitación casi inmediatamente. Annie baño primero a Vicky porque su cabello rizado necesitaba más tiempo para acomodarse y cuidado, luego ayudo a vestirla mientras que Lance pasaba tiempo en la bañera y veía el agua de manera hipnotizadora a la par que sus ojos se llenaban de lagrimas, definitivamente encontraría la manera de hacerle saber a Fausto que esto era una digna pata en el trasero. Desde la ventana podía observar como los visitantes a las afueras del palacio depositaban arreglos de flores junto con cuadros de la princesa Diana.

La televisión anunciaba la muerte de la princesa Diana de Gales y de cómo los lideres del mundo expresaban su sentido pésame a la familia real por medio de la televisión en diversos idiomas por parte de las BBC , y las obras benéficas que había elaborado hasta tu estrepitosa caída por parte de la prensa sensacionalista por un momento parecía que los ojos del mundo se centraban en la capital inglesa, en el palacio todos estaban inquietos, de no ser por la agilidad de los guardaespaldas el secreto mas grande de Inglaterra hubiese sido descubierto. La noche de la muerte de la princesa; todos se movieron rápidamente y poco a poco se recuperaron el cuerpo de la amada Anette.

Las preparaciones en el palacio no se hicieron esperar, decidieron que los niños no deberían de vestirse de negro; por el contrario, la vestimenta cambiaría a un elegante blanco brillante. Por lo que la madre Elizabeth, llegó al a habitación de los pequeños anunciando el cambio de color, provocando una mayor tranquilidad a Annie pero antes de cambiarles de ropa les tomó una fotografía que le recordaría el fatídico día.

Así fue como Vicky por su propia cuenta se quitó el vestido negro y corrió hacia su closet tomando una serie de vestidos blancos con encajes en diferentes colores de su propio gusto. Por otro lado, Annie espero a las afueras del corredor al mozo que le traería la vestimentas mientras Lance se cepillaba el cabello rubio besaba sus hombros y asegurándole a la pequeña que esos vestidos no sería el que usaría ese día.

Los criados iban de un lado a otro haciendo los arreglos para el funeral, tratando de mantener un estado de tranquilidad pese a que era lo último que reinaba en aquel enorme lugar. La madre Elizabeth, estaba cepillando los rubios rizos de Vicky cuando una criada le hizo saber que la reina madre le llamaba, con una mirada espectral salió de la habitación luciendo tranquila para los niños aunque la fría mirada que le dirigió a Annie de preocupación no fue lo ideal.

El protocolo había cambiado en esta ocasión, los miembros deberían de vestir de blanco según la vieja usanza, trayendo consigo velas, flores y el rito se haría presente durante la noche y madrugada, la discreción sería ahora el arma más necesaria.

Ocultos protegidos con el inicio del anochecer, el pequeño sequito inicio su recorrido el jardín en diversos grupos para no llamar tanto la atención. Llevando con antelación en un claro cercano al palacio la caja donde el cuerpo de Anette reposaba, para después ser cargado en hombros por los hermanos de la susodicha y tras de ellos los niños caminaban tomándose las manos y siendo dirigidos por su abuelita Elizabeth que en cada paso que daba trataba de animarlos. Vicky giró la cabeza hacia su hermano, viéndole con curiosidad y temerosa.


-¿Mamá regresará?, ¿Me leerá un cuento?, preguntó la niña mientras dejaba caer un par de sus lágrimas hacia sus mejillas rojizas.

-No, ella se fue con papá y nos va a cuidar- respondió Lance mientras su voz se rompía y sus lágrimas afloraban – Yo te cuidaré Victoria, prosiguió caminando apretando fuertemente la pequeña mano de Victoria y la triste sonrisa de Madre Elizabeth no se hizo esperar.


El camino entre el arbolado fue arduo, nadie puso lo puso en duda pero lograron llegar a tiempo para tener la luna en su máximo esplendor al pequeño claro que resplandecía al chocar la luz de la luna con la pérgola blanca rodeada de diversas flores blancas y el camino desde el punto a donde se veía hasta la pérgola elaborado con pétalos de rosa blanca y una infinidad de velas que lograban olvidar el ligero frío que azotaba sobre su piel. Esperándolos un delicado elfo vestido de blanco les sonreía con tristeza invitándolos a empezar.

Colocaron el ataúd frente a la pérgola donde el elfo vestido de blanco empezó a hablar a la par que los demás depositaban las flores cerca del ataúd. Los niños se abrazan fuertemente comprendiendo la magnitud de lo que ahora pasaba, ahora les pasaba a ellos, sus lágrimas recorrían sus mejillas silenciosamente y los demás hablaban de su madre con amor y afecto. Fue en ese momento y sin haber contado con realmente cuanto tiempo había sido lo el que había pasado de esa manera abrazando y acurrucando a su hermana en brazos cuando tuvo que ir al ataúd de su madre, ahora abierto ante él para cortar 2 mechones de su cabello, uno para Victoria que ahora reposaba en brazos de Annie y otro para él, para tener un recuerdo físico además de la oportunidad de ver a su madre por ultima vez. Por otro lado debía cortar un mechón de cabello y otro de Victoria y atarlos al dedo corazón de su madre. El acto fue con un alto grado de concentración sobre todo tratando de eludir el olor a humedad, madera, rosas y gardenias, el rostro de su madre parecía como si ella estuviese durmiendo aún, su piel aun suave y clara con su larga cabellera rubia platinada.

Una enorme sensación de mareo paso por la mente de Lance y con gran esfuerzo terminó el ritual, al terminar, este fue quemado dejando expuesto el vestido blanco que traía Anette y las plegarias fueron levantadas al cielo esperando que fueran escuchadas con atención. El aroma que desprendían las flores que fueron dejadas dentro del ataúd era diferente, muchos creían que era la esencia de la persona amada. Este aire fue entrando en los pulmones siendo cada vez más interesante, transicional, intensa llenando los pulmones de una extraña paz, empezando a ser cada vez más embriagante y la sensación de mareo empezó a aumentar, hasta que logró cerrar los ojos.

Un pequeño rayo de sol cayo sobre los párpados de Lance, este se levantó viendo a su alrededor flores acuáticas de diversos colores, el sonido del agua en movimiento, y el sentado en un árbol. Bajó de este con tranquilidad y se subió sobre una enorme hoja acuática que cruzaba el pequeño río. Después de esto un par de ninfas le guiaron hacia un lago mayor en el cual al centro se encontraba otra enorme hoja de planta acuática con un trono en el centro, un par de ninfa dándole servicio a una joven pelirroja que cruzaba las piernas mientras veía su muñeca izquierda.


- Debes de estar bromeando, ¿verdad?

- No, el único que debería divertirme eres tú, sobre todo porque no haz empezado a presentarte como deberías- dijo la voz femenina de una joven.

- Bromeas, estamos en Buck y tu quieres que yo me presente cuando la extraña eres tú- remató con voz burlona Lance, pero bufó un poco y se inclino con suavidad- Lancelot Gabrielli a tu servicio.

- ¡Alábame!- grito la joven aun sentada en su asiento, mientras reía y prosiguió- Soy hermosa por eso debes de alabarme y por otras cosas mas.

- No sé quien demonios eres, pero creeme. He visto chicas mejores que tú, y además de eso ¿Por qué tendría que alabarte?- remató Lance con desdén y un ligero enojo.


La chica se levantó de su asiento, recorriendo la larga hoja sobre sus pies y susurrándole al oído -Eso es porque, yo sé lo que deseas.

Lance abrío los ojos y trato de inmediato borrar su sorpresa


-Si tanto sabes lo que quiero, ¿ Por que no me lo dices?- dijo Lance con desdén y un ligero aire de coquetería.

La chica se acercó con sutileza nuevamente y tomándole de los brazos lo empujo hacia el borde de la hoja dejándolo caer en el lago.

-¿Quieres que te saque del agua? – preguntó la joven con una mueca de falsa inocencia.

-¿Quieres que te alabe a pesar de esto?- remató Lance con un enojo en aumento.

-sí- declaró descaradamente la joven pelirroja mientras se veía en un espejo,- Pero a diferencia tuya yo soy hermosa, mojada o no. Por lo que veo, no eres feo, pero no eres quien dices ser, entonces si no eres quien eres, entonces ¿Quién eres?, pero si deseas ser quien eres te guiaré, sino quédate mojado a ver si así puedes despertar- remató la joven.

- Maldición, es quiere decir que no podré hacer nada hasta que decidas liberarme- dijo irritado Lance.

- Si, así es. Por el momento eres mío, así que alábame- concluyó la chica aun con la mirada en el espejo

- No, claro que no, tú eres mía y a decir verdad no tengo mal gusto- dijo Lance viendo las curvas de la chica.

-Claro que no tienes mal gusto, pero este no es ni el 10% de mi belleza- remató convencida la joven mientras se acercaba a Lance provocativamente y enredando un pierna cerca de su muslo concluyó en voz baja- Pero tu vuelves a caer en el mismo truco 2 veces.

Lance volvió a caer al agua y pataleaba mas fuertemente cada vez más enojado.


-Sabes, ya podrías ponerte en serio y terminar con esto me estoy aburriendo, ¿por qué demonios no me adoras y terminamos con esto?


En ese momento la chica pelirroja decidió ir detrás de una enorme flor acuática y en unos segundos estaba vestida como una colegiala con su falda tableada e incluso la mochila parecía real.


- Demonios, te ves como mi hermana- dijo Lancelot con una furia contenida.

- En serio, supongo que tu hermana se vería mejor en medias de reja- exclamó irónicamente la chica con una risa estrafalaria.- No te apures tenemos todo el día, a menos claro esta que Fausto decida que no y te quedes aquí-remató tocando el dedo en la llaga


Lance se quedó en silencio, ¿cuanto tiempo quedaba?, esto no podía ser eterno ¿o sí? . La chica parecía entender que necesitaba relajarse y por un instante no dijo nada.

- No seas tan duro contigo mismo, no tienes la culpa de muchas cosas, así te tocó vivir- dijo la chica después de tiempo.

- Lees mi mente, eso lo haría la chica ideal- remató con una sonrisa.

- Claro, porque por su puesto yo soy perfecta- dijo riendo la chica.

- Esta bien. Te alabaré pero esto será un secreto- Dijo irritado Lance

- No lo creo- Remató la joven con una enorme sonrisa en su rostro.



Lance lanzó un suspiró y empezó a declamar:


“En este espacio y en este momento,
Mediante la sangre que mantiene mi corazón Latiendo sello nuestra unión.
Con este pacto mi vida será tu vida y mi muerte será la tuya.
Mi fuerza te daré y entonces te convertirás en el escude que me proteja y la espada que empuñe.
Y así será hasta que nuestro enlace llegué a su fin”


-Es lindísimo, reaccionó la chica sin dudar, y corrió hacia él robándole un delicado beso apenas y rozando la comisura de sus labios. Y concluyó con una enorme sonrisa:¡ Nos vemos mas tarde!


-Lance, lance, despierta, oye, ya levántate, dijo la típica voz de Armin con un tono preocupado.

-¿Qué hora es?- preguntó Lance mientras veía inconscientemente el techo oscuro.

-Si te digo la hora no correrás hacia la salida tratando de encontrarla.

-Olvídalo, remató Lance cediendo hacia el peso de su cuerpo que casa segundo se le hacia mas pesado. Juntando un esfuerzo se levanto lentamente del suelo y se dio cuenta de que sentía la espalda húmeda y en ese momento no le importo… En ese momento lo importante era encontrar la manera de reñir a Fausto sin morir en el intento.
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