Despacho del Director

La morena oji desigual caminaba, apabullada por los pasillos como una paranoica o con el síndrome de persecución, mirando a sus lados, rehuyendo de la gente, realmente preocupada. La clase de la Witch Bitch le había perturbado mucho, las palabras que le dejaron más que helada, así como la urgencia por encontrar a Gabriel, además que debía decirle la verdad al director, no quería que por una mentira para salvar su trasero, tuviera que dejar el único refugio que tenia para evitar ser nuevamente apresada por los Yatsura.


Eran ansias las que la llenaban, sus manos estaban temblando a pesar de que no se sentía nerviosa, el calor y el frio corrían por su cuerpo como descargas eléctricas uniformes así como las centellas que despedían sus dedos en colores plateados y azules como carmín y amarillentos. Llego al pasillo donde se encontraba el director con un torbellinos de sentimientos que la contrariaban demasiado, -había tenido la idea de quedarse en su cuarto a meditar o ir al bosque, sin asistir a la ultima clase, pero al final tomo la ultima decisión-Si no encontraba al joven
pelinegro que era su hermano y los maestros descubrían quien era ella en realidad todo su plan se iría
al caño.



Toco impacientemente en la oficina ignorando la secretaria que le vigilaba de pies a cabeza. Escucho dos voces, mas no las localizo, se movía impacientemente de un lado a l otro buscando respuesta. La puerta comenzó a abrirse dejando ver la figura femenina que tanto despreciaba en esos momentos-Ella difícilmente detestaba a alguien, pero esa mujer con su simple apariencia era un malestar estomacal y mental para la morena-,era la “Coronada Bitch”, aquella mujer que aparentaba; porte, delicadeza mas no era mas que una patética y vulgar Bitch.


Se sorprendieron amabas de verse una frente a la otra, aunque esto solo duro unos segundos, la morena oji desigual encajo sus uñas negras en sus palmas, aguantándose las ganas de desgreñarla o cortarla con su arma. La mujer después le dedico una mirada engreída y sínica, pasando de largo, pavoneándose por los pasillos con aquella melena.


“Yo tenia el cabello mas bello que ese” pensó irritada desviándose momentáneamente de su objetivo.



-Bruja repulsiva- murmuro la morena…



-Pase por favor Señorita BlackWood- pidió el hombre de amable ademan, infundiéndole confianza en la morena misma que trago saliva, inhalando profundamente.



“Ya es hora nena, a es hora” asintió para si misma caminando dudosa.



-Sucede algo Señorita Blackwood- volvió a usar ese fraternal tono.


-mmm, si tengo algo importante que decirla –expreso con rapidez, atropellándose entre palabras.


-Tiene una especie de problema-su rostro se endureció levemente, posando sus manos entrelazadas al frente. Recargando su mentón sobre ellas.


Ella volvió a tragar liquido y empezó a jugar con sus dedos, notando que de sus manos se desprendían nuevamente los ases cristalinos de una mano, mientras que de la que tenia el guante ases traviesos y pequeñas lenguas de fuego.





-Por favor tranquilícese-pauso evaluando su tensión-tiene problemas con algún profesor o bien sus compañeros-





“Si tengo problemas con la despreciable Bitch que tiene como catedrática para los de primero” negó ante ese pensamiento y lo miro justo a los ojos.

-No, no son ellos- mordió sus labios, no era buena idea ser valentona ahora, no sabia como decir que su problema iba por otro lado.


-Puedo hablar con el profesor Fausto, el podrá trata…


Mas la joven le interrumpió bruscamente.



-No tampoco se trata de eso, es algo muy delicado y no se que va pasar conmigo ahora que ahogo esta revelación, necesito realmente estar aquí, pero creo que al hacerlo, hice cosas que no debía-pauso ahora ella evaluando la mirada contrariada de su mayor, que frunció el ceño-le he mentido a usted y a esta
institución acerca de mi verdadero nombre y datos personales-


-Señorita, ¿esta hablando en serio?-cuestiono alarmado el director quien solo recibió el asentimiento ligero de la morena-¿Por qué ha hecho seméjate acto?, ¿sabe que eso es una cuestión muy grave?-


Ella abrió sus labios para seguir hablando mas los cerró en el acto al tiempo que ceñía sus puños contra la tela de su ropa, desprendiendo un choque de elementos.


-Lo se pero no tengo otra opción-le miro con convicción-esta mentira es la única que puede salvar mi vida, por eso necesito que me permita continuar en el instituto. Por mi bien y el de los míos-


- Los suyos, ¿a que se refiere señorita Marion?, ¿quien es usted?-expreso imperativamente. Haciendo suspirar a la morena.



-Elle Blackwood es solo la mujer que me salvo la vida, estoy aquí para buscar a mi verdadera familia y la verdad de lo que pasa conmigo y los míos. Miro sus manos entornadas nuevamente, sintiendo el peso de las palabras de su madre, su abrazo y el cariño de Elle ceñirle en la espalda como una responsabilidad.
>>Mi vida corre peligro si no me mantengo de esta forma, se que esto no le concierna a usted pero en el momento en que mi padre se entere de que estoy aquí, el tomara cartas en el asunto, en vez de Elle quien originalmente lo haría-su voz por fin se rompió, hablarlo después de todo no era tan fácil.



-¿Por que no lo puede hacer Elle?, ¿que sucede con ella?-poniéndose de pie evaluando su rostro cubierto en lágrimas desesperadas e impotentes.


-Esta muerta- los ojos desiguales se perdieron en los confundidos del hombre de expresión ahora recia.


-no, no es buena idea deberíamos esperar-la puerta se abrió repentinamente dejando al descubierto a dos jóvenes uno alto de ojos hermosamente amatistas y ademan ciertamente infantil y uno mas joven rubio de ojos intensamente verdes, quien tenia le rostro endurecido.


-Lo siento Señor director, necesitábamos hablar con usted acerca de las clases, pero podemos regresar despues-señalo el castaño.

-No se preocupen, me retiro señor director, confió en su juicio, pero por favor .. concédame una oportunidad, se lo pido encarecidamente-expreso en voz baja, manteniendo un perfil inmutable al forzar de sobre manera su voz, sin evitar que sonara mas aguda de lo que podía ser, levantándose en un ágil movimiento, colocándose los
lentes en su lugar para ocultar sus lagrimas, cruzando el umbral de la puerta casi corriendo en el instante que cruzo con el rubio, su hombro desnudo y la mano del peli rubio rozaron, impactando al joven que puso los ojos en blanco sujetándose de la puerta, había sentido las sensaciones de la pelinegra con tal claridad.


Preocupando a su compañero quien de inmediato lo ayudo a restablecer el equilibrio.


-Esa joven necesita de nosotros, mas no se bien como hacerlo desde mi posición inerte, debemos mantener vigía sus pasos- miro al joven rubio quien asintió confundido aun…